Hincha pijao e hijo de reconocido árbitro recuerda la tragedia del estadio Murillo Toro: así la vivió

Crédito: El Rincón Vinotinto/Suministrada Recuerda haber estado en uno de los hechos históricos más importantes para el equipo y sus hinchas.
Aficionado veterano del Deportes Tolima, contó cómo vivió la tragedia del estadio Manuel Murillo Toro en el año 1981.
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Solo un buen hincha reconoce cuánto puede llegar a querer a su equipo. Con el alma, con el corazón en la mano en cada partido, con el optimismo y la fe intactos hasta el último minuto. Sudando la camiseta desde la tribuna, con ansiedad, saltando o cantando, siempre con un mismo objetivo, en este caso, alentar al Deportes Tolima.

En diálogo con Q’hubo Ibagué, Orlando Bernal Rodríguez, de 62 años, hijo del fallecido árbitro tolimense Pablo Bernal y fiel seguidor del Vinotinto y Oro, compartió su experiencia en aquella noche fatídica del 18 de septiembre de 1981, cuando la ‘tribuna preferencial’ u ‘Occidental’ del estadio Manuel Murillo Toro se vino abajo, causando una tragedia que dejó un triste precedente en la historia del equipo. Ese día, se enfrentaban contra el Deportivo Cali a las 7:45 p.m.

Para entonces, según recuerda Don Orlando, tenía 20 años. Su padre, conocido en el mundo deportivo como "Tambocha", había arbitrado en diferentes partidos a nivel local y nacional. Para ese momento, su padre se había retirado de la profesión al menos cuatro meses antes, pero seguía asistiendo a los partidos de su equipo del alma.

Esa noche, su padre se ubicó en la tribuna preferencial, ya que pretendía reunirse con otros compañeros de arbitraje. Sus amistades solían sentarse en esta zona. Sin embargo, el señor Pablo le dijo a sus hijos que se sentaran en ‘La Lateral’, ya que era un poco más económica. “Él justo se sentaba ahí donde eso se cayó”, comentó Orlando.

Recuerda que todo comenzó cuando los jugadores del equipo azucarero saltaron a la cancha para dar inicio al partido. “La tribuna de preferencia tenía dos pisos: uno hundido y el otro más elevado. Todo el mundo miró hacia donde salió el Cali y se recostó a la baranda. Nosotros, que estábamos en ‘La Lateral’, nos dimos cuenta que toda la baranda se vino al piso y la parte elevada también”, relató.

Ese momento quedó marcado en su memoria. Al saber que su padre se encontraba justo en el lugar del accidente, junto a su hermano, no lo pensaron dos veces y se lanzaron a la cancha a buscarlo. “Antes de llegar al gramado, había como un pozo que separaba la cancha de las tribunas. Para poder pasar al gramado, tocaba saltar un hueco grande. No sé cómo nos tiramos ahí al pozo, pero salimos a la cancha y corrimos hacia el centro. Todo era una gritería, un caos”.

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Ya en ese punto, solo tenían en mente encontrar a su padre entre la multitud que corría de un lado a otro. Incluso, recuerda que hubo personas que, a pesar de la tragedia, se sintieron felices por estar pisando el terreno de juego de sus ídolos, un fenómeno que hasta el día de hoy no comprende.

Por fortuna, minutos después lograron ver a su papá entre la gente, tratando de persuadir a un hombre de seguridad para que abriera una reja y permitiera que los hinchas sobrevivientes de la tribuna preferencial pudieran pasar hacia el gramado. “Mi papá luego contó que instantes después de ir al baño fue que ocurrió. Eso lo salvó”.

Pero lo peor apenas comenzaba. Las personas, en la angustia de ubicar a sus familiares, corrían descontroladamente, generando aún más desorden. “La cancha quedó llena de público. Todo el mundo se pasó al gramado para chismosear y otros para ponerse a salvo”.

La gravedad del suceso fue tal, que toda la ciudad se vio afectada. El Hospital Federico Lleras quedó completamente congestionado con la cantidad de personas heridas, acompañantes, familiares que no habían acudido al estadio, pero que se habían enterado de la emergencia, enfermeras y médicos.

De ese suceso, según reportó Q’hubo en el año 2014, el saldo fue de 18 personas sin vida y muchos heridos. Algunas de las víctimas mortales fueron identificadas como Luz Ángela Guzmán, Manuel Romero, Hermes Castro, Néstor Botero, Olga Lucía Mahecha, Jaime Pico, Ricardo Valle, Nidia Vélez, Ovidio Bonilla, Sigifredo Farfán, José Octavio Soto, José Botero, Jesús Rozo, Enrique Navarro, Hugo Navarro y Pablo Arteaga.

Don Orlando ahora reconoce que, luego de su reciente accidente doméstico que le quitó parcialmente la movilidad de su cuerpo, no ha vuelto al estadio. Pero durante sus años de juventud y adultez, no se perdía un partido. Tanto es su amor por el equipo, que inculcó en sus dos hijos desde pequeños el orgullo por la camiseta, disfrutar del fútbol en paz y apoyar al equipo ‘Pijao’ gane o pierda.

Dice que no quiere volver al estadio estando en silla de ruedas: “Ya mis hijos me tienen amenazado que me van a llevar”, dijo entre risas, “pero yo quiero ir caminando. Por eso estoy juicioso con las terapias, para poder volver, pero como antes, caminando”. Sin embargo, su condición no ha sido impedimento para seguir de cerca las alegrías y tristezas del Deportes Tolima. Cada vez que hay partido, se pone su camiseta y, así sea para verlo desde la comodidad de su casa, se viste para la ocasión. “Si el equipo gana, incluso me dejo la camiseta hasta el otro día”, comentó.

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Finalmente, reflexionó sobre la importancia de ser un hincha fiel y no "clasiquero", de disfrutar el deporte y aprovechar la juventud. “Es un amor de toda la vida. Así vaya perdiendo, hasta el último minuto yo digo que va a empatar y ganar”, concluyó.

 

Dato: Don Orlando asegura que algunos de los veteranos que van en silla de ruedas o en muletas son sobrevivientes de ese lamentable suceso.

 

Credito
EL NUEVO DÍA

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