A nadie le gusta tener problemas y eso es claro. Entre más tranquilidad física y de espíritu usted tenga, todo a su alrededor estará en armonía. Pero lo cierto es que el ser humano se enfrenta en varias oportunidades de su vida con situaciones que se salen de control. Por ejemplo, un problema económico o un problema de salud que enfrente un familiar muy cercano, lo indispone.
Otros problemas son de tipo emocional, discusiones con la pareja, causales de divorcio, infidelidades. Y están también los problemas laborales: qué tan mal están funcionando las cosas en su puesto de trabajo, qué tan aburrido se siente, o incluso tan agotado.
Lo anterior son problemas en menores o mayores proporciones, pero están quienes no saben manejarlos y asumen la posición menos indicada como huir. Correrle a los problemas es una de las opciones que eligen quienes no le ponen la cara a la situación. Prefieren esconderse, irse de viaje, de vacaciones, pedir un traslado, negar la realidad que tienen ante sus ojos.
Están también aquellos que ni se inmutan. Puede estar enferma su propia madre y no hacen nada, se quedan estáticos esperando a que sea alguien a su lado quien actúe por ellos. Y están también los que disfrazan la realidad. Tienen un problema que deben resolver a tiempo y lo que hacen es desviar la atención, pensar en otras cosas como en ir a lavar el carro o preocuparse más por la comida del gato. Y en su lado opuesto están los que explotan, gritan, se desesperan, se angustian, corren, saltan, y no saben qué hacer.
Esta redacción habló con expertos en el tema sobre la forma como se debe dar prioridad a los problemas y de qué forma intentar alivianar las cargas para que no asfixien aún más. Además, explicaron porqué algunas personas actúan de la forma menos indicada ante ciertas situaciones.
A aterrizar
No espere a que alguien lo haga aterrizar, caer de la nube en que se encuentra y darse un golpe bien fuerte ante la realidad que se niega a creer.
Muchas personas han tenido que esperar ese golpe de la vida, otros han escuchado a un amigo, a un familiar, a sus padres, a sus hijos, pero la clave está en que no huya, no grite como un loco ni le descargue sus problemas a otros.
Así lo explicó la psicóloga Irma Socorro Rodríguez al indicar que “es importante que llegue el momento de crecer, de madurar, de darse cuenta que no pueden seguir por la vida yéndose por las ramas y al contrario actuar de manera coherente”.
LISTA
¿Qué hacer ante los problemas?
Si tiene cantidad de problemas y no sabe por dónde empezar, es importante que realice el siguiente ejercicio para que las cargas se sientan menos pesadas o por lo menos sepa cómo organizar sus ideas para empezar a dar soluciones a su vida:
1-Haga una lista concienzuda de la cantidad de problemas que lo embargan.
2-Posteriormente enumérelos, siendo 1 el problema más fácil de solucionar y el último el más complicado.
3-En esa misma lista escriba al lado cuáles de esos problemas dependen sólo de usted y cuáles podrían tener el acompañamiento de otras personas.
4-A su vez, escriba de esa lista cuáles problemas no tienen una solución a pesar de todo lo que ha hecho. Por ejemplo, la enfermedad de uno de sus familiares, entre otros.
5-Empiece a darle ejecución a los problemas más básicos. Así saldrá de ellos y sentirá que son menos. No verá todo negro a su alrededor.
6-Si tiene problemas de finanzas póngase tiempo. Cuándo podría cancelar una deuda, un problema con una entidad bancaria, con un establecimiento comercial. Definido el plazo acérquese a la oficina pertinente y exponga el caso para que conozca las posibles alternativas de solución.
7-Respecto al tema de salud haga todo lo que esté en sus manos. Busque segundas versiones, visite especialistas, consuma los medicamentos, hágase los exámenes. Si es su padre o su madre el que está enfermo, tramite las citas, llévelos al médico, haga todo lo que tiene que hacer. Sólo queda esperar y no desesperar. De hacerlo caerá en ansiedad y el problema será peor de lo que fue en un principio.
Errores que no debe cometer
El médico psiquiatra Carlos Alberto Otero habló sobre las fallas que muchos comenten cuando deben confrontar los problemas:
1. Creer que pidiendo un traslado de ciudad se podrá deshacer de los problemas.
2. No serenarse, no tomarse el tiempo para pedir opiniones sobre lo que le pasa a personas conocedores de cada área. Incluso gritar y dejarse llevar por la impulsividad, la agresividad, la violencia.
3. No usar la inteligencia emocional, sino el cerebro de reptil; quedarse en el instinto para dar con posibles soluciones.
4. Creer que los problemas se solucionan a las malas. Al contrario, así se le cerrarán las puertas.
5. No poner la cara y evadir. Perderá toda tranquilidad.
6. Dejarse llevar por una actitud pesimista.
7. No actuar y esperar a perder todo a su alrededor. Recuerde que debe golpear puertas y buscar soluciones. Nada de actitudes estáticas.
Preguntas y respuestas
Irma Socorro Rodríguez
Psicóloga
¿Qué pasa con las personas que no ponen la cara a los problemas, sino que escapan?
Fueron personas que desde su crianza no recibieron las pautas en cuestión de responsabilidad. Los padres pudieron argumentar que estaban muy pequeños y no lo hicieron, después crecieron y se les salieron de las manos. Al darse ese estilo de crianza, las personas se habitúan a que los demás actúen por ellos y sus problemas. Suelen ser seres que no se involucran.
¿Qué decir de aquellos que no reaccionan ante sus problemas ni los de su núcleo familiar principal, es decir aquellos que siempre están más frescos que la lechuga? Pareciera que se pusieran una coraza, pues es su forma de defensa reflejar que no les importa nada, pero esto al final lo que hace es que se sientan aún más culpables. Luego no sabrán cómo callar su consciencia.
En otro rango están aquellos que tienen incluso a su mamá enferma y dicen que deben irse a hacer el almuerzo o a comprar la comida del perro. Son personas que se quedan en la etapa de la negación, creen que no está pasando nada delicado, por eso para ellos la prioridad es mirar para otro lado, lejos de la realidad; desvían su atención al almuerzo o en ir a lavar el carro.
¿Y qué decir del recostado, del que deja todo para que lo resuelvan sus hermanos, qué decir de esos que siempre se salvan de cualquier compromiso? Eso es cuestión de facilismo. Para qué voy a llevar a mi mamá al médico si está mi hermana, por ejemplo. Esas personas han encontrado gente que asume por ellos sus obligaciones. Por lo general para este tipo de personas siempre está el que se cree Superman y cree que puede con todo.
Hay quienes se escapan de la realidad y creen que a su alrededor no pasa nada. Están también aquellos que se apropian de los problemas de los demás, hasta el punto de sobrecargarse; está el que se acomoda al lado de otro para que le solucione la vida y está el que sale corriendo. Pero la clave está en poner la cara.
Credito
PAOLA BERNAL LEÓN
Comentarios