Ataques con ácido dejan heridas en la piel y en el alma

No existe una cifra exacta de cuántas personas han sido blanco de estas agresiones. En los ­registros del Hospital Simón Bolívar de Bogotá, se habla de 21 víctimas en Colombia, con un subregistro de, al menos 25, en 12 años.

Sergio David Mogollón no deja sus sueños atrás, pese a tener afectados prácticamente todo su rostro y parte de sus extremidades superiores, por las secuelas que dejó un químico (se cree que ácido) que le arrojaron cuando se negó a darle una moneda a un indigente.

Este joven de 22 años, quien habla con dificultad por las lesiones sufridas en su boca, dice que su meta es recuperarse y conseguir lo que tanto ha deseado como persona y profesional: “La idea es que la agencia de publicidad que montamos funcione bien”.


El joven publicista hace referencia a Visión City Corp., la compañía que en sociedad creó con María Consuelo Pardo, su novia. “Quiero tener mi casa, mi carro y todas las cosas que tanto he soñado”, dijo Mogollón, quien prefiere que sea su novia la que narre su trágica historia.


“El nueve de diciembre del año pasado íbamos para nuestro apartamento en el sector de Castilla, cuando un hombre se nos acercó a pedirnos una moneda, más demoró Sergio en decirle que no tenía, que él en arrojarnos un líquido que llevaba en un recipiente”, explica María Consuelo.


El joven tuvo que pasar Navidad y Año Nuevo en el pabellón de quemados del Hospital Simón Bolívar y regresó el seis de enero de este año a su casa.

    
De vuelta a la vida
Ante lo trágico que puede llegar a ser para quienes son agredidos con ácidos u otras sustancias químicas, que terminan por desfigurarle su humanidad, crece en importancia la tarea que hacen instituciones como el Hospital Simón Bolívar de Bogotá, que con su pabellón de quemados trata de disminuir al máximo las secuelas de los salvajes ataques.

Patricia Gutiérrez, jefe de la Unidad de Quemados y Cirugía Plástica de esa institución, cuenta la manera cómo año tras año aumentan los casos de personas quemadas con químicos.


“El problema inició hace más o menos unos 12 años. Eran pocos los ataques conocidos en aquel entonces, pero últimamente se han incrementado y se hacen más graves. En poco más de una década llevamos atendidos en nuestra institución 21 casos, pero hay un subregistro nacional de 25. Es de aclarar, que tenemos la certeza de que hay muchas personas atendidas en otras partes de las que no se ha hecho un conteo adecuado”, indicó la profesional.


Así como el hospital presta la atención inmediata a las personas afectadas por ácido, luego de que son dados de alta la institución cobra un grado de importancia similar: la Fundación del Quemado. Allí, además de ayudar a recuperar el aspecto físico, tratan de sanar las heridas del alma con terapia sicológica.


Linda Guerrero, directora de la entidad desde hace 17 años, desarrolla el trabajo de ayudar en la recuperación de las personas víctimas de quemaduras luego que salen de la hospitalización.


“Como cirujanos plásticos hacemos la parte reconstructiva, iniciamos realizando un diagnóstico del tipo de secuelas que tienen los pacientes, comenzamos con el área de cirugía reconstructiva funcional y vamos hasta el final, que es la cirugía estética”, explicó Guerrero, quien indicó, además, que por estudios realizados a algunos de sus pacientes, han podido determinar que las principales razones de los ataques son situaciones pasionales.


“A la persona afectada se le perjudica muchísimo la vida sentimental, porque en la mayoría de los casos el agresor ha sido algún hombre con el que han tenido una relación, lo que las vuelve muy prevenidas y sienten que esto les puede volver a pasar. Trabajar la parte sicológica unida a la reconstrucción física hace que la víctima quiera seguir adelante”, señaló la profesional.


La discriminación y la falta de oportunidades laborales también son factores que afectan a las víctimas.


“Si ellas se suben a un bus las demás personas no se sientan a su lado, así la silla contigua está vacía. Cuando van a dejar una hoja de vida pueden cumplir con todos los requisitos, pero por su cara no les dan el empleo”, denuncia Guerrero, quien también señala que dentro de la atención integral se apoyan en el Sena, para capacitar profesionalmente a las personas afectadas, de manera que puedan tener mayores oportunidades laborales.


Ley permisiva
Desde diferentes sectores de la sociedad se ha criticado que la ley colombiana no castiga como debería a quienes cometen este tipo de actos violentos. En este concepto, tanto Guerrero como Gutiérrez, coinciden en que no existe una pena adecuada.

“La parte de la penalización es de una gravedad inmensa, porque solamente se tipifica en lesiones personales, por lo que termina siendo excarcelable para el agresor. Un proyecto ya busca la posibilidad de que se constituya en un intento de homicidio este tipo de hechos”, aseguró la doctora Patricia Gutiérrez.


Guerrero, por su parte, señala que estos proyectos tienen que contemplar la restricción de venta de los químicos: “Sabemos que los ácidos sulfúrico, nítrico y muriático son utilizados para los ataques y que se pueden comprar fácilmente en el mercado, controlar la distribución de estas sustancias y aumentar las penas para los agresores es una buena alternativa”, explicó la médico.


EL AGUA AYUDA A EVITAR DAÑOS MAYORES
Según los profesionales de la Fundación del Quemado, una vez la persona tiene contacto con el ácido, la mejor manera de tratar de contrarrestar la lesión es lavándose con abundante agua, por termino de media hora. Después de esto, es necesario acudir a un centro hospitalario donde le ­puedan brindar atención especializada.

Credito
YULIETH ZAPATA GALLO COLPRENSA

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