El padecimiento de problemas coronarios era para una persona una sentencia de muerte: en la mayoría de los casos era inevitable su partida de este mundo; sin embargo, la alta tecnología permite que los pacientes puedan tener otra oportunidad de vida, esta vez, mediante un corazón y un pulmón artificiales.
Al Instituto del Corazón de Ibagué llegó la terapia Ecmo (Extracorporeal Membrane Oxygenation), Membrana de Oxigenación Extracorpórea, la cual sirve como corazón y pulmón artificiales para ciertas patologías que ya no tienen respuesta al manejo convencional terapéutico.
El cirujano cardiovascular y de trasplante Rafael Figueroa Casanova explicó acerca de este procedimiento, que ya se efectúa en esta ciudad, que se utiliza en adultos y niños que tengan insuficiencia respiratoria aguda, shock séptico o una enfermedad infecciosa sin resolución oportuna o un choque cardiogénico, enfermedades sin resoluciones favorables.
“Cuando hablamos de una resolución favorable, quiere decir que el corazón se ve tan afectado, que en cierto momento la persona deja de tener presión arterial y por ende, el corazón deja de latir con suficiente fuerza, a raíz de la enfermedad; cuando pasa eso, se identifica al paciente y se somete a la terapia”.
Funcionamiento
Pero ¿en qué consiste la terapia Ecmo, que permite revivir a una persona después de pasar por un infarto?
Según Figueroa Casanova, lo que se realiza es una canulación especial, donde se pasa una cánula venosa al corazón y arterias del paciente a la máquina, así los órganos descansan mientras vuelven a responder al manejo médico que se viene dando.
“Es reemplazar estos dos órganos por algunos días mientras se maneja la causa; ya cuando la enfermedad esté compensada, se puede hacer un destete del Emoc. Así, el corazón queda ‘dormido’ y la máquina suple todas las necesidades mientras se levanta de su enfermedad.
La persona es sedada, luego le insertan dos catéteres que se controlan mediante una radiografía para verificar su posición y se conecta a la máquina; así, el aparato recibe la sangre, la oxigena y la bombea de nuevo al cuerpo, cumpliendo la misma función de los órganos en la persona.
“La sangre sale del catéter venoso con poco oxígeno, la bomba impulsa la sangre para que entre al pulmón artificial donde se oxigena, y se remueve anhídrico de carbono. Después la sangre pasa al calentador y se retorna al cuerpo con rojo intenso, es cuando va oxigenada”, añade.
Resultados
En el Instituto del Corazón, que tiene dos consolas, ya se han efectuado dos procedimientos con los resultados positivos: el último se llevó a cabo el pasado jueves, a una mujer que está todavía conectada al Emoc mientras se recupera de la lesión.
“El caso fue a una mujer de 52 años, quien ingresó con un infarto masivo con un soporte vasoactivo, le aplicamos medicamentos al corazón para que latiera y tomara presión, ya tenía cuatro medicamentos a una dosis muy alta, ya lo que le esperaba era la muerte. Entonces la conectamos con las cánulas dirigidas directamente al corazón”.
El primer caso, cuenta el médico cirujano, fue a una mujer remitida desde Bucaramanga, quien no quiso salir viva de una cirugía y fue conectada a la máquina, estuvo dos semanas conectadas al Emoc y para el trasplante fue devuelta a su ciudad, donde se encuentra viva y en revisiones médicas.
“Si esa máquina no estuviera en esta ciudad, se hubiese muerto; es una terapia de salvamento, si una persona se infarta y está a punto de morir, ya tiene una opción diferente para no fallecer”, puntualizó Figueroa.
Tecnología para el usuario
Para el gerente del Instituto del Corazón, Victor Hugo Castellanos, esto lleva a demostrar que la institución continúa especializándose y fortaleciéndose en la rama cardiovascular, de neurocirugía, cuidados intensivos, cardiovascular periférico y trasplante renal.
“Hemos querido adquirir más tecnología y capacitación al talento humano, como esta cirugía mínimamente invasiva, que en vez de hacer una herida grande en el pecho deja una mucho más pequeña.
“Con esta tecnología, el Departamento se beneficia porque vamos a rescatar a una persona que ya estaba condenada a muerte y reversar ese proceso de daño cardíaco. Esta es una cuestión que llena de satisfacción y mostrar que tenemos un gran voluntad de servicio y, además, un equipo cada vez más preparado para beneficiar a la población”.
Víctor Castellanos, gerente del Instituto del Corazón, junto con el cirujano Rafael Figueroa.
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