“Dadles señor el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua”, recitó el padre Jorge Humberto Ocampo al unísono junto a los cientos de feligreses que acudieron al cementerio San Bonifacio de Ibagué a celebrar el Día de los Difuntos.
Se trata de una de las tradiciones cristianas más ancestrales y emotivas, una fecha que no pasa inadvertida para quienes tienen un ser querido y cuya vida terrenal concluyó.
La tradición en Ibagué, como en todo Colombia y quizá en el mundo, se caracteriza por la visita masiva de ciudadanos a los cementerios, donde llegan a limpiar, decorar con flores y, sobre todo, orar por el alma de los difuntos.
La fecha es también un encuentro espiritual en el que a través de la liturgia se pide por el descanso y perdón de las almas de quienes partieron.
En la capital del Tolima, el máximo campo santo es el cementerio San Bonifacio, allí se convocan dos ceremonias a la que asisten cientos de hijos, madres, padres, abuelos y amigos, que llevan cintas y coloridos arreglos florales para adornar las tumbas.
“Estamos como parte de la Pastoral, en el duelo, en la consolación, en este día oramos por los fieles difuntos y, por su puesto, pedimos por quienes aún vivimos para prepararnos para cuando Dios nos lleve a ese encuentro con él”, explicó el padre Ocampo.
Para Dagoberto Mancipe, el día tiene un efecto de catarsis, porque revive episodios alegres y otros amargos, pero que en cualquier caso conducen a la serenidad y el respeto.
Con tono pausado explicó que es un día especial no solo para recordar, sino de rendir un homenaje, de forma solemne, a muchas almas que hoy están en el más allá.
Para Débora Barragán, es una cita en la que se festeja que sus seres queridos hayan alcanzado un estado perpetuo de regocijo.
“Los que tenemos familia y personas acá, acudimos con máximo respeto para venerarlas y recordar su paso por este mundo. Pienso que como todas las fiestas o cumpleaños, hoy debemos celebrar juntos esta fecha”, dijo.
El padre Ocampo dijo que “la muerte es vivir para el Señor”, y por ende un llamado a una nueva etapa en ambos casos, para quienes se van como para los que aún habitan el mundo.
Eucaristía
En el cementerio San Bonifacio se celebraron dos liturgias, una de ellas con la participación del obispo auxiliar, monseñor Miguel Fernando González Mariño, y aunque la asistencia no se compara con la de otros años, cuando el día es festivo, las tumbas y los devotos acudieron considerablemente al campo santo.
La tradición también contempla el rezo para quienes aún no han sido identificados, pues muy cerca está ubicado el cementerio de los N.N., donde han sido sepultados quienes no han sido reconocidos.
Ocampo dijo que a diferencia de otras épocas, durante la noche no se reciben visitantes porque, tristemente, personas incurren en otras prácticas que opacan el verdadero sentido del Día de los Difuntos.
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