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Según la leyenda, ocurrió un sábado cuando cientos de ibaguereños acudían a los sitios de entretenimiento nocturno que por aquella época se ubicaban en ese sector. Un misterioso hombre vestido de negro llegó aquel día y despertó la curiosidad de varias mujeres que departían en aquel club nocturno. Una de ellas fue invitada a bailar por el sujeto, quien antes de llevarla a la pista le pidió abstenerse de mirarle los pies.
La dama, impulsada por la curiosidad, desatendió la recomendación del hombre y bajó la mirada. Lo que observó la dejó perpleja. Algunos afirman que se enloqueció luego de aquel escalofriante suceso.
El misterioso hombre no tenía pies, en su lugar se sostenía gracias a dos cascos similares a los de las vacas, lo que llevó a concluir a los testigos que afirman haber observado la tenebrosa escena que se trataba del propio diablo.
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