2023: entusiasmo, expectativas e incertidumbres

Alejo Vargas Velásquez

En el inicio de este año en Colombia hay entusiasmo en importantes sectores sociales, expectativas grandes y esperanzas, pero también incertidumbres en otros y malquerencias en unos pocos, hay que decirlo; el ambiente es más acentuado porque desde el año anterior estamos liderados por un gobierno de centro-izquierda.
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Inicialmente podemos decir, que el contexto internacional no parece ser muy favorable, por la expectativa de una recesión de la economía en la mayoría de las sociedades, el enfrentamiento armado en Ucrania que no parece tener perspectiva de concluir pronto y más bien aparecen algunas pistas de prolongarse, pero al tiempo tenemos en la región latinoamericana una serie de gobiernos progresistas, que si logra Brasil con Lula liderar, puede fortalecer políticas, instituciones y posibilidades de potenciar el desarrollo regional y lograr influir en políticas más globales.

El entusiasmo generado por el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez está asociado a la esperanza de cambios en las políticas económicas, sociales y de participación que den opciones positivas a los que han sido tradicionalmente excluidos, los que ahora denominan ‘los nadies’. Este año será el de la prueba de fuego para saber si ese entusiasmo generado por la elección se mantiene e incluso se fortalece, dependiendo de las políticas y decisiones públicas o si por el contrario comienza a diluirse.

La expectativa está ligada a dos políticas estratégicas para el gobierno actual, la ‘paz total’ y la ‘seguridad humana’, que apuntan a propiciar cambios sustanciales en una perversa tradición que ha acompañado la historia colombiana: el acudir a la violencia, con argumentos políticos o sin ellos, para buscar conseguir objetivos sociales, políticos y económicos y que echó raíces en la cultura y la tradición colombiana, por lo cual el gran objetivo de estas dos políticas, que es terminar con el uso recurrente de la violencia, es un desafío gigantesco, pero completamente válido y que se debe acompañar. Importante el anuncio de año nuevo del presidente Petro de ofertar de un cese al fuego a cinco de estas organizaciones, pero requiere esperar respuestas de las mismas. La política de ‘seguridad humana’ busca empezar a cambiar la doctrina militar y policial, y avanzar en contar con una Fuerza Pública que deje atrás los discursos de la ‘guerra fría’ y fortalezca un nuevo tipo de relación con los ciudadanos, garantizando un actuar eficaz y eficiente; no se trata que la Fuerza Pública abandone su esencia, sino que lo siga haciendo y cada vez de mejor forma, pero al tiempo teniendo como unos referentes de orientación política y doctrinaria acordes con los requerimientos de las democracias modernas y del Estado Social de Derecho.

La incertidumbre, asociada al manejo de las políticas económicas y a garantizar, por parte del actual gobierno que continúen las políticas de crecimiento de la economía, de aumento de la inversión de capitales y de empleo –incrementando de esta manera el mercado interno y el dinamismo de la producción nacional, especialmente agropecuaria-. Hasta el momento y con el trabajo coordinado del presidente y su ministro de Hacienda Ocampo, las cosas han venido funcionando adecuadamente, pese a los desentones transitorios de algunos altos funcionarios del Gobierno. Lo importante es que ese trabajo coordinado se mantenga y desde allí se orienten las políticas macroeconómicas. Igualmente hay incertidumbre por las elecciones regionales de octubre próximo donde se pondrá a prueba la coalición de gobierno, pero especialmente las reglas democráticas.

Un factor fundamental: que el presidente mantenga la coalición de gobierno en el Congreso, que le da gobernabilidad, pero adicionalmente envía mensajes a la sociedad que efectivamente se está en momentos de cambios, pero que no son saltos al vacío.

 

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Alejo Vargas Velásquez

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