Esta forma de entender la polÃtica necesita polÃticos éticos, honestos, serios, cultos, preparados, conocedores de los problemas que quieren solucionar y con excelentes capacidades para comunicarse. Además, su vivir cotidiano, su manera de comportarse debe irradiar confianza y credibilidad.
Hay quienes quieren hacer polÃtica y no tienen estas condiciones, no obstante, tienen dinero o patrocinadores adinerados. Entonces, tuercen el sentido de la polÃtica. Transforman la ética por el Todo Vale: si hay que mentir mienten, si hay que engañar engañan, si hay que comprar periodistas para que hablen bien compran, si hay que prometer lo imposible prometen, si hay que hacer trampas se hacen, si hay que poner zancadillas se ponen. El dinero, considerado el dios que todo lo puede, y como lo tienen a manos llenas, deberá abrir las puertas antes cerradas por su incapacidad…
En la campaña a la alcaldÃa se distingue un candidato y su grupo, convencidos que Todo Vale, de otros que creen que la ética y la responsabilidad deben guiar su proceder. El candidato del Todo Vale respaldado por montañas de dinero, está dispuesto a lo que sea con tal de ganar creyendo que puede hacer lo que se le antoje. Dice conocer y respetar la ley, pero inundó la ciudad de vallas publicitarias pasándose por la faja restricciones al respecto. Al requerirlo las autoridades por poner propaganda visual en sitios públicos prohibidos, eludió la responsabilidad diciendo que fue un asunto hecho a sus espaldas. Para ocultar los rÃos de dinero en su campaña, como se constata a simple vista, se queja permanentemente diciendo que las otras campañas son las ricas.
Hay que reconocer que la campaña del Todo Vale es ingeniosa. Ahora envÃa grupos de muchachos bien ataviados con su publicidad, a repartir empanadas a los taxistas que se estacionan a las afueras del Hospital. ¡Si no hay ideas buenas son empanadas! Como no tienen respaldo ni credibilidad entre las personas de los barrios y veredas, convocan a rifas y bingos, para poder reunirlas, y a la hora de la entrega de premios, presentan al candidato para mostrarlo como bonachón, generoso y le puedan escuchar el discurso… ¡las quinielas de la democracia!
Habla de su pasado académico, pero se comporta como estudiante ducho en artimañas. En un foro universitario, por arrogante no preparó su intervención pese a que le habÃan enviado los cuestionarios con anticipación. Cuando vio que todos habÃan hecho la tarea, menos él, primero acusó a la institución de tramposa, al ser puesto en evidencia de su mal proceder, entonces salió a acusar a los otros de trampa.
Recientemente sacó una cuña radial donde, olvidando lo que debió aprender en la universidad, de nunca sacar del contexto una frase, con mala fe tergiversó a su contrincante, para ponerlo a decir lo que a él le convenÃa.
Vale preguntar ¿los ibaguereños confiarÃan en una persona que cree que engañar y mentir es válido para hacer polÃtica? ¡Ustedes tienen la respuesta!
La política es el arte de conseguir con razones que alguien obre o piense de determinada manera, de convencer. Por lo tanto, el político necesita tener ciertas virtudes que le permitan razonar de manera coherente elementos de juicio para que los que escuchen le crean y piensen que sus planteamientos son válidos y que valdría la pena seguirlo.
Credito
AGUSTÍN ANGARITA LEZAMA
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