La Gobernación del Tolima se convirtió en el premio mayor para los barones electorales de la región. Como es un premio grande, las estrategias se vienen aguzando para desbrozar el camino.
Mauricio Jaramillo, viejo zorro político, organizó una terna de uno para quedar él como candidato a la Gobernación por la Unidad Nacional dando una imagen democrática para la clientela. La aspiración de Jaime Eduardo Reyes no le causó preocupación. Tampoco Patarroyo ni Carlos García. El sendero estaba limpio para llegar al palacio del mango. Al aparecer Barreto en la arena cambió las cosas.
Según cálculos, si las elecciones fueran hoy, Barreto le ganaría a Jaramillo en Ibagué con un 30 a 35 por ciento de diferencia, lo que sería una diferencia escandalosa y que pese a la confianza de la Unidad Nacional en la votación departamental los pone a pensar. Otra preocupación es la cercanía de Carlos Edward Osorio a Barreto que aportaría votos significativos tanto en Ibagué como en otros municipios. El ajedrez político empieza a jugarse…
Designar a dedo a Rubén Darío a la alcaldía de Ibagué debería reducir la diferencia con Barreto. Sin embargo, este lanzamiento no causó el impacto que esperaban y espantaron mucha gente que apoya a Toledo. Esto favorecería a Óscar. Por Bogotá están moviendo fierros para que el Centro Democrático apoye a Carlos García con lo que se busca recoger unos electores que no votarían por Jaramillo y que se podrían ir a las filas de Barreto. La última estrategia, hasta ahora, es impulsar a su hermano Guillermo Alfonso como candidato para Ibagué.
Guillermo es un hombre polémico que va a levantar polvaredas por su verbo y temperamento. Saben que tiene pocas probabilidades de llegar a la alcaldía, pero puede desgastar la diferencia que ha logrado Barreto en este municipio. Desde ya anunció su voto por Mauricio y buscará polarizar la campaña para ganar adeptos para él y su hermano. Un pequeño tropiezo es que los candidatos al concejo de Cambio Radical se opusieron a votar por Guillermo Alfonso como les propuso Emilio. De todas formas Mauricio podrá jugar con dos cartas la Alcaldía de Ibagué, con Rubén Darío y con su carnal, que de ganarse sería la fresa que corone el pastel, pero el verdadero pastel es la Gobernación. Además, si las cuentas se dan, alguno de los dos podría renunciar en favor del otro, para buscar el triunfo en la alcaldía…
Un observador desprevenido podría decir que esto no tiene sentido porque son varios movimientos políticos y cada uno diferente para pensar que jueguen al unísono. La verdad es que en este ajedrez la ideología es para el discurso incendiario y camorrero, para la audiencia cada vez más escasa que le encanta el circo y la diatriba, pero para la práctica electoral lo que les interesa es el cálculo político, el pragmatismo cerrero, la conveniencia descarnada.
El tablero está dispuesto y aún faltan más jugadores. Cada discurso hay que leerlo entre líneas para entender los propósitos y las intenciones de quienes hablan de renovación pero llevan décadas mangoneando la política departamental y local.
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