Somos hijos de la cultura Occidental y tenemos herencia greco-cristiana. Pero, aunque no nos demos cuenta, nuestra cultura está impregnada de múltiples saberes que preexistían antes de la llegada de europeos a nuestra América. Los Toltecas fueron un pueblo que existió en el centro de México y que dejó un legado cultural muy valioso que, por desgracia, se conoce muy poco.
El saber Tolteca ha sido conservado por distintos linajes de naguales y ofrece conocimientos, que serían valiosa ayuda para los habitantes de un mundo cargado de horrores y dificultades como el que vivimos.
Para los Toltecas, si bien los ciudadanos tienen múltiples problemas como el desempleo, la pobreza, la exclusión y la violencia, su actitud personal frente a la vida y sus vicisitudes es una gran fuente de sufrimiento. Piensan que serían nuestros comportamientos los generadores permanentes de excusas para sufrir sin razones válidas.
Cuando aprendemos a conocer, aprendemos a buscar certezas en todo lo que conocemos. Equivocadamente pensamos que nuestra certidumbre es igual a la verdad. Una cosa es estar convencidos y tener certeza de ello y otra muy distinta que sea verdad. Antes del descubrimiento de América las gentes tenían la certeza que el mundo era plano, pero eso no era verdad.
La certidumbre no necesariamente es la verdad. Cuando suponemos algo, es nuestra imaginación la que inventa una situación que no existe, simplemente es parte de nuestra fantasía.
Los Toltecas, para ser felices, recomiendan no vivir haciendo suposiciones de nada. Porque cuando suponemos algo, creemos que lo que suponemos es cierto, que es real. Es decir, cuando hacemos suposiciones sobre lo que hacen o piensan los demás, lo asumimos como cierto y después, los culpamos y descargamos todo nuestro odio, rabia o molestias contra ellos.
palabras entonces se cargan de veneno emocional. La verdad es que si usted hace suposiciones lo que está buscando son problemas y haciendo dramas en su imaginación.
Conozco personas que dicen: cuando se me mete algo en la cabeza, delo por seguro que es así. Piensan que sus suposiciones son reales y verdaderas. Desde esa posición juzgan a los demás. Ejemplo. Usted decide darle una sorpresa a su pareja. Se arregla lo mejor posible, prepara una cena especial, pone velitas aromáticas, enfría vino y acomoda la mesa para que sea una velada inolvidable. Supervisa hasta el último detalle.
Cuando comprueba que todo está listo, se dispone a esperar su pareja para agradarla y sorprenderla. Pasa el tiempo y no llega. Tenía otra invitación y como usted no le dijo nada, la aceptó. Casi siempre ocurre que usted se enoja y sufre porque le dejaron todo preparado. Fue usted quien supuso que su pareja vendría y montó la película mental de un evento romántico. Era más fácil preguntarle a qué horas llegaba y estar seguro de ello. Pero prefirió suponer y ahora sufre.
La felicidad está en el camino de los que no suponen nada, de los que preguntan y se cercioran. El que supone crea monstruos mentales, se carga de veneno, sufre y hace sufrir…
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