Gran peligro que no vemos

Agustín Angarita Lezama

La vida, desde que existe, se ha desarrollado en un medio hostil. Hace 13 mil millones de años, después de la gran explosión o Big Bang, se formó el universo. Hace cuatro mil quinientos millones de años se formó el sistema solar y con él la tierra.

La vida apareció hace 4 mil millones de años. Es decir, durante quinientos millones de años en la tierra no existió vida. Ella emergió como simples células y con el paso de otros miles de millones de años aparecieron otros seres vivos como los insectos, árboles, plantas, animales y finalmente los humanos.

Para todo ser vivo su tarea primordial es mantenerse vivo. Aunque parezca elemental esta es una ley de la vida. La vida se ha mantenido confrontando con un ambiente inhóspito. Y ha permanecido gracias a la flexibilidad. O se ha acomoda a condiciones permanentemente cambiantes o desaparece. La vida hoy es la historia de este constante cambio y acomodamiento.

Un avance impresionante en el mejoramiento de la calidad de vida de los humanos y luego de otros seres vivos, fue la aparición de los antibióticos. Con estos se combatieron con éxito múltiples infecciones que acababan con la existencia o dejaban grandes secuelas.

La efectividad de los antibióticos permitió creer que los humanos le habían ganado la batalla a las infecciones. Gran equivocación. Las bacterias, a las que se ha querido borrar de la faz de la tierra con los antibióticos, nunca han olvidado que su principal tarea es mantenerse vivas. Son flexibles y han aprendido a adaptarse…

Una bacteria frente a un medio hostil, como un tejido cargado de antibióticos, o se adapta o perece. La gran mayoría muere. Pero la que sobrevive lo hace resultando resistente a ese antibiótico. Y su progenie, será resistente. Eso quiere decir que cuando esa bacteria ataque a otro ser vivo, será inmune a ese antibiótico. Así nace la resistencia a los antibióticos que hoy tiene la salud en estado de alarma.

Los humanos contribuimos a esta resistencia. Cuando un enfermo no se toma la dosis completa de antibióticos formulada por el médico, al reducir la cantidad letal de droga, las bacterias sobreviven con facilidad y se hacen resistentes.

Igual ocurre cuando los dependientes de las farmacias, para aumentar sus ventas, recetan irresponsablemente antibióticos y en bajas dosis. O cuando una persona le regala a algún amigo unas pastillas de antibióticos que le sobraron de alguna dolencia pasada. También sucede con los agrónomos y veterinarios que los formulan a grandes dosis o algunos médicos que los recetan dizque para prevenir infecciones…

Hoy algunas enfermedades, ayer controladas, están atacando con severidad inusitada porque se hicieron resistentes a casi todos los antibióticos. La tuberculosis es una de ellas.

La situación es tan grave que pese a realizar adecuadamente diagnósticos, se están muriendo muchas personas porque las infecciones no responden a ningún antibiótico.

La investigación no progresa al ritmo de la resistencia de las bacterias. Y aparecen nuevas enfermedades temiblemente contagiosas, no tenemos como enfrentarlas y muchos no se han dado cuenta del peligro o no quieren ver…

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