Un mal silencioso

Miguel Ángel Barreto

La reducción en las matrículas ciertamente se viene convirtiendo en una enfermedad silenciosa que lentamente ataca la educación superior en el país. Son cada vez más los jóvenes que terminando su bachillerato no logran acceder a la universidad y cuando obtienen dicho ingreso con muchas dificultades consiguen un título profesional.

La información consolidada por el Sistema Nacional de Información sobre la Educación Superior (Snies) señala que la curva de reducción no es nueva. Entre 2016 y 2017 las matrículas para primer semestre en las universidades registraron una variable de -4,25%, esto son 40 mil estudiantes menos. El fenómeno es mucho más activo en las universidades privadas que en las públicas, las primeras registraron un caída del 11.35% en 2017. Solo en el Tolima, la reducción universitaria fue de 2.190 jóvenes entre 2017 y 2018.

En otras palabras, hay un universo de jóvenes que no está accediendo a la educación superior por diferentes causas. En las ciudades, el crecimiento del desempleo y el bajo ritmo de la economía obligan a que los hijos en edad de estudiar tengan que buscar una fuente de ingresos para ayudar con el sostenimiento del hogar, que en muchos casos está en cabeza de un padre y en otros en una madre cabeza de hogar. La Tasa Global de Participación (TGP) en las mediciones de ocupación muestran permanentemente esa presión sobre el mercado laboral, que no es otra cosa que los miembros de la familia buscando alguna fuente de ingresos, ya sea en la formalidad o en la informalidad.

A lo anterior su suma un proceso de deserción escolar, especialmente en los municipios, pues menores de edad sufren problemas de desplazamiento hasta sus escuelas, desmotivación, y un poco mayores sus padres prefieren que les colaboren con los trabajos en sus fincas. Si logran terminar su bachillerato, entonces vienen los inconvenientes para acceder a una formación técnica, tecnológica o universitaria. El mayor peligro que tenemos como sociedad, es que sigue creciendo el número de jóvenes que no terminan su ciclo escolar y cada vez hay más dificultades para acceder a la educación superior.

No obstante, los estratos con mejor posición socio-económica también registran dificultades. Acceder a una institución de renombre es costoso, hay semestres de carreras que superan los 11 salarios mínimos mensuales vigentes, lo que sumado a los costos de alojamiento, material de formación, alimentación y otros gastos, son un verdadero privilegio para pocas personas cuando se comparan las realidades del sistema. A la par, las universidades privadas tienen menores matrículas porque ya están viviendo el cambio demográfico, que no es otra cosa que las familias de los estratos medio-altos y altos tienen menos hijos en la actualidad frente a épocas anteriores y en ese sentido la demanda por sus servicios se ve limitada.

Es precisamente, ante las asimetrías del sistema, que se debe abordar técnicamente el problema de acceso a la educación superior, redefinir el papel del Sena y la misión de las universidades en el país. No hay duda, que lo primero a lo que deben apuntar los alcaldes y gobernadores es a eliminar la deserción en sus municipios con el apoyo del Ministerio de Educación.

En el caso de la educación superior, y tras la supresión del programa Ser Pilo Paga, se requiere que Generación E, tenga un mayor presupuesto y un mayor grado de penetración en todos los territorios e involucre a todas las IES. Los subsidios a la demanda educativa superior son importantes y su fortalecimiento resulta vital tanto para las universidades públicas como privadas, y estas últimas, sin duda, tendrán que entrar a revisar los costos de sus servicios y flexibilizar sus modelos de acceso.

Son varios los actores llamados a diseñar los modelos flexibles y determinar las estrategias para que este mal silencioso de la deserción no se convierta en una enfermedad de mayor costo y complejo tratamiento en unos cuantos años. En vez de tantos paros, protestas y polarizaciones, aquí hay todo un reto a afrontar por parte de nuestros maestros, estudiantes, gobernantes, universidades, congreso y el MEN.

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