El silogismo es sencillo: Primero, en Colombia está aumentando la tasa de desempleo, es decir la cantidad de personas que buscan empleo y no lo consiguen. Segundo, al país han llegado 1.3 millones de venezolanos que tienen que buscar de qué vivir. Conclusión, el aumento del desempleo se explica por los migrantes venezolanos.
Por la contundencia lógica de este raciocinio varios analistas y funcionarios del gobierno han aceptado que la causa del aumento del desempleo es externa y dejan de lado el análisis de los factores domésticos que inciden en la tragedia social de tener más personas sin empleo ni ingresos. Las cifras del Dane cuentan una historia muy diferente, y al Dane hay que creerle.
Veamos. Según el Dane en un año la tasa de desempleo pasó de 9.46% a 10.33% y el número de desempleados aumentó en 154.000, la tercera parte de los cuales se ubicó en las 13 principales ciudades del país. La sorpresa empírica, que refuta la lógica formal del silogismo, es que ese aumento no se debe a que haya más gente buscando empleo sino a que han desaparecido miles de empleos.
En efecto, aunque en el mismo periodo la población en edad de trabajar aumentó en 500.000 personas, sin duda muchos de ellos venezolanos, el número de personas que estaban buscando empleo disminuyó en 621.000, y el número de personas con empleo también disminuyó en 775.000. Ese es el número de puestos de trabajo que desaparecieron en el país.
Varias hipótesis se pueden aventurar para entender por qué tantas personas salieron del mercado de trabajo, es decir dejaron de buscar empleo. Una es que después de meses de búsqueda infructuosa se cansaron de pasar hojas de vida y hacer colas en las agencias de empleo; otra es que con la bonanza de remesas recibidas de familiares en el exterior y la ayuda de la tasa de cambio, no necesitaron buscar más ingresos; otra es que en las zonas rurales se emplearon en cultivos o minería ilegales.
Cualquiera que sea la explicación, el hecho cierto es que el deterioro del mercado laboral es mucho peor porque si esa cantidad de gente hubiera seguido buscando trabajo la tasa de desempleo hubiera llegado a 12.6%, que es una cifra que para un mes de abril no se veía desde el año 2005.
Agrava aún más la situación el aumento de la informalidad y el subempleo. Si bien en Colombia hay 21.9 millones de personas ocupadas, el 43.3% de ellas (9.5 millones) están subempleadas, es decir, no tienen un trabajo decente. Hace un año era el 39.1%, es decir que aumentaron en 614.000. Sumando estas cifras, se llegaría a la aterradora conclusión de que en el último año en el país desaparecieron 1.389.000 empleos decentes, y eso no se puede atribuir a la migración de venezolanos.
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