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Sin duda, la cultura es un motor estimulante del turismo que puede impulsar la economía en Ibagué, pero, para ello, es importante, por un lado, prepararnos para crecer (ser competitivos y “organizar la casa”) y, por el otro, aspirar a cumplir dos condiciones importantes, que ya existen en otras ciudades de Colombia. Por un lado, la concentración de todas las empresas descentralizadas por servicios del orden municipal en un conglomerado público económico (prepararnos para competir) y ello implica, entre otros sectores, de los que podemos hablar con posterioridad –como sería el caso de los servicios públicos domiciliarios-, el cultural, sobre el que debe recaer una transformación institucional tendiente, por el otro lado, a darle oportunidades a todos aquellos sujetos que interactúan, trabajan y desarrollan una actividad cultural como profesión, así como la industria del sector que presta servicios o crea, transforma o simplemente distribuye bienes –directa e indirectamente- de poder competir con la finalidad de dinamizar esta parte importante de la economía ibaguereña.
Tenemos que transformar en un establecimiento público, sea una Sociedad de Economía Mixta o una Empresa Industrial y Comercial del Estado (municipal), el Festival Folclórico Colombiano y ser el encargado de hacer que la oferta cultural sea continua en el tiempo (todo el año), haciendo que esta empresa participe en el mercado, genere ingresos y haga autosostenibles las fiestas de San Juan y San Pedro, pero que además, se convierta en la principal fuente de generación de actividades culturales que traigan dinámicas de contratación, para los artistas y gestores culturales, pero también para toda la cadena de producción y suministro del sector cultural y lograr que, en el mediano plazo, sea la cultura, como empresa, la que le trasfiera al municipio recursos para reinvertir en la ciudad. Tengamos presente que esto no se cumple sin la Agencia de Promoción e Inversión de Ibagué, es fundamental.
El fortalecimiento del sector cultural y el turismo, no se queda solo en el factor económico, implica, además, reconocer y posicionar al sector para el desarrollo integral y la justicia social, a través de la construcción de una cultura de Paz y de inclusión; el fomento del arte para la vida, el diálogo intercultural, la economía cultural, popular y alternativa, y el reconocimiento de los saberes y prácticas culturales; la salvaguardia de las memorias; el fortalecimiento y dignificación de la labor cultural de las personas y sus condiciones de vida.
Desarrollo y competitividad, es por ahí el camino que se debe tomar.
@camiloossa10
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