Visiones de paz

Camilo González Pacheco

De cuando en cuando, los debates y análisis académicos y políticos, en relación con la Constitución Política de Colombia, - aupados generalmente por coyunturas especiales ligadas a visiones sobre paz y desarrollo nacional- aportan miradas interesantes sobre los grandes retos y los necesarios avances que aún dependen de la actualización y desarrollo de los principios fundantes de nuestra Carta.
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En esta ocasión, Humberto De la Calle y Rodrigo Uprimny, dos connotados politólogos y constitucionalistas colombianos, volvieron a poner desde sus columnas periodísticas, sobre la mesa de la actualidad política nacional, varias consideraciones en relación con estos interesantes temas. 

De la Calle, oteando urgentes reformas. Uprimny, visualizando deficiencias de necesaria corrección y superación. De la Calle, aparte de reiterar la concepción moderna de democracia, no solo como instrumento para el gobierno de las mayorías, sino como reconocimiento de los derechos de las minorías, en un marco de dignidad humana profundizando en participación política y democracia deliberativa, a partir entre otras propuestas, de implementar el voto obligatorio en dos elecciones y establecer la permanencia limitada a dos periodos de los congresistas. Propone igualmente, la universalidad del derecho a la salud. Órganos de control independientes. Procurador elegido popularmente como la gran voz de la sociedad. 

Rodrigo Uprimny, hace notar que uno de los grandes errores electorales de la Constitución de 1991, consistió en dejar la organización electoral en manos de los partidos políticos, que según él, explican en parte las debilidades de nuestras elecciones. Resalta - como lo reconocen varios tratadistas constitucionales- las posibilidades y los límites de la vigorosa justicia constitucional en la materialización de los derechos y la profundización de la democracia. 

Y queda en deuda con nosotros, - sus modestos alumnos lectores - en dos temas que el mismo Uprimny, deja enunciados: por una parte, la reciprocidad entre la Paz y la Constitución de 1991, y por la otra, la compleja relación entre el problema de la tierra y el constitucionalismo. 

Ojalá más temprano que tarde, el Maestro Uprimny nos dé luces sobre estos interesantes y trascendentales asuntos constitucionales. Por ahora, en esta cambiante y dinámica coyuntura política, lo democráticamente correcto radica en persistir en la defensa activa y permanente de las nuestras Cortes y el respaldo entusiasta a los Acuerdos de Paz, atacados a diario y alevemente por la derecha guerrerista empotrada en las instancias institucionales del poder. 

Todo lo anterior, en procura de conseguir una Colombia nuestra, justa, soberana, con paz estable y duradera. Orientada por un eficiente Estado Social de Derecho, en la proyección teleológica de la conquista de un verdadero y real desarrollo integral en beneficio de las mayorías sociales. Nada más, ni nada menos. 

 

CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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