Hipócritas

Camilo González Pacheco

El aborto es un asunto extremadamente difícil de abordar, por cuanto se trata de un tema espinoso, polémico,  sensible, por las dimensiones que abarca: éticas, religiosas, jurídicas, políticas. Pero, hay una arista, la de la igualdad –o mejor la de la desigualdad– para considerarlo integralmente. 
PUBLICIDAD

A pesar de ser una costumbre contra legem,  que se practica en todos los estratos sociales, son esencialmente las mujeres de los sectores más pobres, discriminados y marginados, a quienes les cae todo el peso de la justicia, o mejor, de esta injusticia.  

Son ellas, las que sufren  las humillaciones, desplantes,  señalamientos y  denuncias, que algunos trabajadores de la salud, violando el secreto profesional (incurriendo ellos mismos en un delito), hacen en su contra. Y son ellas las que padecen la penalización. Las condenadas son en su mayoría de los estratos uno y dos. El veinticinco por ciento son niñas y adolescentes. 

En este hipócrita país, era de esperarse que llovieran rayos y centellas contra la Corte Constitucional. Nadie ha leído la sentencia. Ni sus serios y profundos argumentos. Pero algunos politiqueros, ya la han presentado como una apología del delito o como una patente de corso para matar bebés. 

Incluso el Señor Presidente de la República, quien acostumbra irrespetar a la Corte Constitucional, también se vino lanza en ristre contra la sentencia, desconociendo la majestad de justicia al referirse a los Magistrados como “cinco personas”. 

Senadores del Centro Democrático, líderes conservadores y los inefables pastores cristianos, se han rasgado las vestiduras. Han reclamado con vehemencia, la competencia del Congreso, ahora sí, para reglamentar la materia. No importa que en casi cincuenta años, y treinta y nueve proyectos de ley, no haya prosperado ninguna iniciativa. Tampoco se ha visto su indignación, respecto de las violaciones de mujeres que en forma sistemática han hecho los paramilitares y otros grupos criminales. Menos aún, se ha escuchado su voz de protesta frente a  la pederastia que campea en las Iglesias. Hacen mutis por el foro, respecto de  estafas y enriquecimientos ilícitos, que pastores evangélicos han hecho abusando de la ignorancia  de su feligresía. 

La Corte Constitucional no hizo más que reconocer,  de igual manera que los Tribunales Constitucionales más avanzados, los derechos sexuales y reproductivos de la mujer. En Colombia, se busca además, acabar con un problema de inequidad: No puede imponérsele  la maternidad a quien no tiene cómo alimentarse, ni donde vivir; ni a quien ha sido violada; ni a una niña; ni a quien sienta la maternidad como una carga insoportable, solo por poner algunos ejemplos. 

Por supuesto, ningún aborto es deseable. Por ello, todas las mujeres deben tener acceso a una vida digna, salud y educación.

Camilo González Pacheco.

Comentarios