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Como un respiro ante este transcendental bodrio político, Elizabeth Ungar, en su columna de ayer en El Espectador, “Reimaginar la izquierda”, refresca documentadamente parte esencial del mencionado asunto – en especial lo relacionado con la izquierda - y expresa en grandes rasgos, y a muy buena hora, las esperanzas de cambio represadas por tantos años en sectores democráticos y alternativos colombianos, que bien pueden ubicarse en esa franja de pensamiento, o sea, de la izquierda colombiana.
Entonces, vamos por partes, en el citado avance conceptual. Elizabeth Ungar, arranca ilustradamente por resaltar la afirmación dada hace poco por el Presidente de Chile Gabriel Boric, en entrevista concedida a la revista “The New Yorker”, en la que sostiene sabiamente que en este presente histórico, - “aquí y ahora” como apuntaría en su periplo existencial François Mitterrand – la dicotomía ya no es entre derecha e izquierda, sino entre sistemas democráticos que respetan el Estado de derecho, la separación de poderes y protegen los derechos humanos; y, por el otro lado, los regímenes autoritarios. Síntesis, por demás sabiamente simplificada, aleccionadora y precisa.
En este sentido, para Elizabeth Ungar, un tema clave lo constituye en esta oportunidad histórica, la de “reimaginar la izquierda” con narrativas más incluyentes, orientadas a disminuir las penosas brechas existentes en las áreas económicas, sociales, de género, políticas. Que se respeten las reglas de juego de la democracia, respetando la diversidad y la oposición política. Recuperando el cuidado y la protección de lo público, incluyendo como bien colectivo el medio ambiente.
Estos objetivos de vida y esperanza, ambientales y de profundo contenido humanista, constituyen afortunadamente los ejes de acción política de las nuevas fuerzas alternativas en el país. Como también, la búsqueda de soluciones conjuntas a nuestros problemas, igualmente pregonadas nacional e internacionalmente por el Presidente Petro, que transcienden fronteras, tales como el cambio climático y la lucha contra las drogas.
El gran reto, lo constituye la implementación y fortalecimiento de la democracia integral. Es decir, de consolidación e impulso real de espacios concretos, regionales y nacionales, de estructura participativa, que incluyan los actores sociales de manera directa y decisoria, en la definición de su presente y futuro, sobre todo en las áreas sociales, ambientales y políticas. Es decir, el pueblo colombiano participando y decidiendo democráticamente. Ojalá más temprano que tarde.
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