En un bar que frecuento, una noche me dediqué a observar a las personas que estaban bebiendo licor. Me causó gracia caer en la cuenta que su comportamiento era semejante al de aquellas que consumen otras drogas. Pareciera que en las más de las veces, quien bebe licor o consume otras drogas, sean personas solas, parejas o grupos, lo hiciera por pasar un rato agradable y experimentar sensaciones placenteras.
Sin embargo, estas elecciones tienen que ver o con sus motivaciones o con el conocimiento que la persona tenga de sí misma, es decir, de las intenciones que la persona lleva consigo, de las situaciones que van en su mente y en su psicología, del grupo de personas que le acompañan, hasta del sitio, pero también, de si en su cuerpo hay cierta propensión o no a que los efectos sean –digamos- suaves o exagerados, de si él o ella conoce algo al respecto; por supuesto, también de la cantidad y calidad de aquello que consume, y ni siquiera la cosa terminaría allí.
Pero fíjense en lo siguiente: una persona entra sola o acompañada a un sitio donde es permitido consumir una droga que se llama alcohol, incluso en el sitio le acompañan sus intenciones con música de preferencia y con variedad de esa droga (me refiero a diferentes marcas y concentraciones). La persona escoge y consume y la conversación o la fiesta se acompañan de la droga.
En mi caso, esa noche vi a una señora muy bien puesta acompañada de un grupo de amigas. La señora de la que hablo terminó vomitando en el piso porque aparentemente no supo controlar el licor; sus amigas, muy prendidas también, la sacaron del sitio como pudieron porque no podía ni caminar. Había gente además que tomaba moderadamente mientras platicaba, otros en jolgorio y algunos más que terminaron la noche envalentonados.
Me parece que el licor es una droga que se convirtió en un rasgo de nuestra cultura y que permea toda la vida en sociedad. Culturalmente no me imagino que las personas vengan a este bar con los mismos intereses y pidan una aromática o una limonada.
No pienso que quien consume drogas sea un enfermo que quiere autodestruirse puesto que, desde esta perspectiva, es alguien que apenas quiere divertirse; lo que pasa es que es un ignorante de lo que hace. Consumir no es realmente el problema, el problema es que quien consume drogas –en la mayoría de los casos-no sabe ni lo que hace, ni lo que busca, ni lo que consume, ni lo que puede llegar a producir en él, por supuesto, tampoco entenderá ni controlará el impacto social y personal de los efectos en su cuerpo y en su psicología.
Consumir drogas, aunque representa una decisión que se toma, en la mayoría de las veces es algo que no se piensa, es como un impulso de la persona por expresar algo que, en todo caso, a muchos a quienes les he preguntado no me saben decir qué es.
federic.cj@gmail.com
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