86 mil personas fueron procesadas en el 2014 por porte de droga; de éstas, el 99 por ciento por llevar entre los 40 y los 500 gramos, 52 por ciento de ellas llevaban marihuana. Así lo informó en días recientes Javier Flórez, director de Política Contra las Drogas del Ministerio de Justicia en Colombia.
La tasa de encarcelamiento en Colombia en temas de droga está soportada en un volumen alto de capturas por pequeñas cantidades de droga y en esto se escapa actualmente el presupuesto asignado para el tema: el 90 por ciento se destina para lucha contra las drogas y el 10 por ciento para prevención. Así están las cosas en Colombia donde en la última década se disminuyeron los cultivos de 160 mil a 48 mil hectáreas pero en el que el 87 por ciento del consumo, según cifras oficiales, lo ocupa la marihuana.
Menos cultivos y producción de coca pero más tráfico interno y consumo. ¿Cuál será la movida política del gobierno a este respecto? Recuerdo los resultados de una reciente encuesta realizada a los 211 Congresistas del país, por parte de la Misión de Observación Electoral, en la que el 61 por ciento de los encuestados estuvo en desacuerdo con la penalización del consumo de la dosis mínima, el 27 por ciento de acuerdo y el 12 por ciento NS o NR.
Dicientes las cifras de opinión ya que penalizar a 86 mil personas por unos pocos gramos de marihuana significa sumarle “alumnos” a las “aulas” de las cárceles donde no sólo aprenderán más sobre la cannabis sino sobre otras drogas como la heroína cuyo consumo aumenta agresivamente: zonas como Dos Quebradas, Cali, Popayán, Pasto, Armenia, Antioquia, Villavicencio, Cúcuta, Bucaramanga y Barranquilla aparecen en la lista nacional de los 10 territorios con mayor riesgo a este respecto.
Perseguir las estadísticas de esta manera no sólo es utilizar buena parte del presupuesto como si fuera un tiro al aire sino, paradójicamente, avivar el consumo y diversificar la oferta de nuevos productos sintetizados, como es el caso de la heroína y marihuana con el sello Pablo Escobar que ya se encuentra fácilmente en las calles, o cualquiera de las 101 nuevas sustancias que fueron detectadas en el Sistema de Alerta Rápida de la Unión Europea (UE) en el 2014, 20 más que en el 2013, lo que marca inevitablemente una tendencia al alza en este sentido (esta información fue analizada sobre los datos de los 28 Estados miembros de la UE, así como Turquía y Noruega).
Según este informe, dentro de las nuevas sustancias aparecen con fuerza sustitutos legales de algunas drogas estimulantes y sustancias sintetizadas de cannabis, como maneras de esquivar los controles de las autoridades. Es decir, se sigue traficando con marihuana, pero en otras formas más imperceptibles.
Respecto de Colombia, el Ministro de Justicia dijo hace poco que no todas estas drogas han llegado al país y sin embargo hay reportes de la llegada del ‘krokodril’ y del ‘2CB’, aunque con algunas modificaciones en su composición química (de hecho habían llegado hace mucho rato, otra cosa es que no lo digan a la opinión pública).
Preocupa el tema de la prevención y el presupuesto tan bajo para este ítem, las nuevas expresiones del tráfico de droga, la dinámica de tráfico y consumo que aumenta en los colegios y universidades, la miopía municipal frente al tema y aún más, me preocupa que se sigan persiguiendo las estadísticas y que no se prevengan.
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