Cuidado con La Niña

César Picón

El descomunal aguacero que colapsó la ciudad de Ibagué la semana pasada confirmó lo que ya las agencias meteorológicas de Estados Unidos habían advertido y había sido reforzado por el Ideam y el mismo Presidente de la República desde comienzos de septiembre: experimentaremos una temporada de lluvias sin precedentes que producirá enormes consecuencias sociales y probablemente socavará aún más la realidad económica que vivimos por cuenta de la inflación y los asomos de recesión.
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El Presidente Petro había hablado de la posibilidad de decretar una emergencia económica para enfrentar de manera oportuna la crisis que se avecina, aunque aún no se ha concretado. También pidió que la industria militar pusiera esfuerzos en construir y recuperar puentes y vías colapsadas en las zonas afectadas por el invierno, y en la última cumbre de gobernadores instó a los mandatarios regionales a prepararse para afrontar los desafíos del cambio climático.

Las probabilidades que el fenómeno de La Niña se extienda hasta enero están en el 80 %, lo que indicaría que quedan más de tres meses de lluvias intensas, desbordamientos de ríos e inundaciones; eso obliga a que todos los niveles de gobierno, sin excusas ni dilaciones, actúen oportunamente para mitigar las consecuencias del fenómeno.

Entonces, pensando en nuestro departamento y su capital, se vienen varias preguntas. ¿Cuál es el estado de las estaciones climatológicas que miden las precipitaciones y el nivel de los ríos que transcurren por zonas densamente pobladas?, ¿Se encuentran en perfecto estado las alarmas y los planes de evacuación en la cuenca del río Combeima, Chipalo y demás afluentes?, ¿A cuánto ascienden los contratos vigentes o los recursos disponibles para la instalación de albergues, suministro inmediato de ayudas humanitarias, maquinaria de emergencia para la remoción de escombros y rehabilitación de vías rurales?, ¿Cuáles son los planes para mantener completamente limpia y adecuada la red de alcantarillado, colectores y vías públicas, para disminuir la probabilidad de colapso ante lluvias inusitadas?, ¿Existen planes de contingencia frente a un eventual desabastecimiento de agua por el cierre de las bocatomas de Ibagué?, ¿Qué acciones de pedagogía comunitaria se han desplegado para concientizar a la población en el autocuidado, los comportamientos cívicos que eviten la acumulación de basuras y escombros en afluentes hídricos y vías públicas y, especialmente, en las comunidades que habitan en zonas de probable inundación para evitar tragedias lamentables?; estas inquietudes podrían formar un debate de control político en los Concejos Municipales y la Asamblea del Tolima.

Dicen que soldado avisado no muere en guerra y para nosotros la temporada inicio con una verdadera lección de lo que la naturaleza puede hacer en ciudades en las que no existe ni la mas mínima preparación para afrontar eventos climáticos extremos como el que tenemos en ciernes.

La gravedad de la amenaza implica la acción política contundente por parte de los mandatarios. Las corporaciones públicas y los organismos de control deberán velar para que eso se cumpla. Quedarnos dormidos en los laureles podría implicar mucho sufrimiento, pérdidas de vidas humanas y hasta consecuencias económicas que en este momento resultarían devastadores.

¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!

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CESAR PICÓN

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