Segundo tiempo

El Presidente mostró un tono conciliador y reflexivo en su discurso en el Congreso de la República. Pidió perdón al pueblo colombiano por el escándalo de corrupción de la UNGRD, no habló de la constituyente que la oposición ha aprovechado para hacerle mala atmósfera al gobierno, y convocó un proceso de entendimiento entre el ejecutivo y el legislativo para hacer posible el trámite de las reformas.

A estas alturas el gobierno tiene cartas favorables para mostrar, que no solo contradicen el discurso pesimista de los opositores sino que sirven para demostrar que si se logran profundizar los cambios (a través de las reformas) el país puede transitar hacia una era de progreso económico con equidad social y paz.

El Dane acaba de publicar que más de 1.6 millones de personas salieron de la pobreza monetaria, la próxima medición tendrá que mejorar pues ya está en marcha el bono pensional para 2.5 millones de ancianos y la renta ciudadana para madres cabeza de familia en condición de pobreza extrema. Para desgracia de quienes difunden un discurso de caos, la inflación sigue a la baja, el desempleo también y el crecimiento económico pese a la tormenta se mantiene positivo, con un destacado desempeño de la agricultura y el sector de la salud. Además, se ha registrado récord en materia de inversión extranjera e ingresos por el turismo. Sin decir que no existen fallas ni nada que mejorar, va un primer tiempo con resultados alentadores que demuestran que si es posible una agenda con transformaciones sociales y que los miedos infundados por quienes aborrecen el cambio han sido liquidados.

Arranca el segundo tiempo con la urgencia de avanzar en las reformas aplazadas no ahora, sino históricamente. El gobierno necesita herramientas para implementar la reforma agraria y generar las condiciones para la explosión económica del sector agrícola y la agroindustria, al paso que vamos la tierra seguirá subutilizada y perderemos ese enorme potencial. El sistema de salud debe transformarse para que logre disminuir la mortalidad infantil y la desnutrición, así como tantas enfermedades prevenibles, a través de una estrategia efectiva de salud preventiva y predictiva; que sea posible recuperar la infraestructura de salud con especial énfasis en las zonas rurales y que el modelo financiero permita mantener a flote a las instituciones prestadoras de salud, hoy muchas quebradas por las deudas de las EPS. La educación debe convertirse en ese derecho fundamental que garantice el acceso y la calidad para millones de jóvenes que parecieran condenados a ser trabajadores rasos por cuenta de la falta de oportunidades, si avanzamos en esto tendremos un futuro asegurado. Continuar la estrategia contra las altas esferas del narcotráfico y el contrabando, forzará cambios estructurales en la economía de las regiones que más han sufrido por este flagelo y abrirá oportunidades a la industria nacional azotada por la competencia desleal e ilegal.

¡Todavía hay mucho por hacer! Que el segundo tiempo se juegue en equipo entre el gobierno y el legislativo, con la barra y apoyo del pueblo colombiano.