La incoherencia del nuevo Ministro del Interior

Columnista Invitado

Sigue en Colombia la costumbre politiquera de ejercer el poder en contravía de las promesas de campaña. Lo hizo Santos con los impuestos; ocurrió lo mismo con Duque que le incumplió a los textileros, a los jóvenes con la universidad gratuita y pretendió subirle el impuesto a las personas naturales, lo que determinó el paro nacional que se realizó en su contra y que generó los disturbios, saqueos, daños a la infraestructura y abusos de la fuerza pública.
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Nuestro presidente, desde el 2018, prometió que al llegar a la presidencia no iría a convocar una asamblea constituyente, mensaje que repitió en la campaña de 2022 para tranquilizar a los votantes que tenían el temor que, en la presidencia, tomara la misma senda del régimen de Hugo Chávez en Venezuela.

Ahora, por la desaprobación en el Congreso de sus proyectos sociales, como arma de presión, recurrió a la idea de convocarla desde el poder constituyente (pueblo), sin una ley de por medio. Hoy, antes de posesionarse, con la locuacidad acostumbrada, sale el nuevo ministro del interior a notificarle al país el proyecto del presidente (del que antes se opuso) de buscar, por consenso, la convocatoria de una asamblea constituyente, dizque para ejecutarlo en el 2026.

Cuál es el afán de modificar la Constitución si ha resultado buena como generadora y protectora de derechos. Preocupa, en cambio, los 9 temas que propone para aprobación de la asamblea, que prácticamente son los que ha presentado al Congreso con resultados negativos por su fin populista, y pone de relleno la “reforma política” que es el más importante de realizar, por ser la madre de todos los males en Colombia, generadora de la corrupción que invade al país (incluido su gobierno). Solo con esa reforma habrá consenso sobre los demás temas.

Varios pasos se requieren para lograr ese objetivo; (i) aprobación por el Congreso de la ley que contenga (la convocatoria, el número de integrantes, el sistema de elección, los temas a tratar en ella, la fecha de iniciación y su periodo); (ii) revisión por parte de la Corte Constitucional y si la encuentra constitucional, proceder a la votación; (iii) aprobación por parte del pueblo, si al menos una 1/3 parte del censo electoral voten afirmativamente.

No es un camino fácil si está de por medio la inseguridad generalizada que existe en el país, con la permisividad que le ha otorgado a los grupos armados so pretexto de la paz total y la inmovilidad de la fuerza pública, el desgobierno, la evidente inejecución presupuestal, el descenso de la economía y la mayor pobreza que se observa. ¿Será que lo consigue con nuevos Asofondos y EPSs?

Como se nota la mano del expresidente Santos.

 

Isnardo Jaimes

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