El valor agregado de la denuncia

Empezaré por considerar que entre muchas de las preocupaciones que atañen a la Policía Metropolitana de Ibagué, está la responsabilidad personal y social para contrarrestar el narcomenudeo en esta región,

pero frente a ello, es importante destacar la invaluable colaboración que se viene recibiendo por parte de la misma comunidad, quienes han denunciado y/o señalado puntos de venta y consumo de estupefacientes en esta ciudad, sometidos a verificación para su posterior intervención, arrojando importantes resultados contra el tráfico de estupefacientes en menores cantidades en lo corrido del presente año.


No obstante, con la captura de jíbaros no se acaba el problema, las causantes de este ilícito, no siempre están relacionadas con las medidas de prevención y operativas que desarrolla la institución policial, éstas hacen parte de un conjunto de elementos que generan corresponsabilidad entre las diversas instituciones, Fuerza Pública y autoridades político administrativas, así como la comunidad, incluyendo en éste último, el núcleo familiar; por ello, es interesante examinar esta coyuntura también desde este aspecto, la familia. Es triste e impactante, escuchar el clamor de una madre preocupada, aduciendo no saber qué hacer con su hijo, quien está “perdido” en el consumo de estupefacientes y cobijado bajo un entorno delictual; aunque la capacidad policial conlleva a la neutralización de un punto de venta y generar estrategias para evitar el consumo, es indiscutible la responsabilidad de los padres en este tipo de comportamientos.


Esta metropolitana continuará apoyando a los familiares que mancomunadamente trabajen con la institución para minimizar los riesgos de afectación por la acción de vendedores de estas sustancias. Es así, como se ha logrado un feliz término la historia de Catalina García y José Luis Turis Miranda, ambos de nacionalidad argentina, quienes por circunstancias de la vida se refugiaron en el consumo de estupefacientes, los cuales, con la atención de la Policía, hoy se encuentran en su país al lado de sus seres queridos, vinculados en un programa de rehabilitación, que les permitirá estar nuevamente en su núcleo familiar, siendo esta una importante noticia para los ibaguereños, evidenciando que el valor agregado de la denuncia arroja este tipo de resultados, es ahí, donde se debe destacar al buen vecino quien no solamente se preocupa por solucionar un ambiente de inseguridad debido a la     presencia de consumidores, sino que indaga mucho más sobre éstos, participando activamente en la prevención del delito.


Llamo la atención frente al valor de la denuncia, siendo una obligación institucional atender cada requerimiento de la comunidad, pero se insiste en ese aporte que conlleve a impactar en el problema, ya que un gran número de delitos, se realizan debido a la oportunidad que se presentan para cometerlos y no se neutraliza con la denuncia, hay que hacer un poco más, como trabajar con las Juntas de Acción Comunal, interactuar con estrategias de seguridad con su policía de cada cuadrante, trabajar de la mano con su vecino. Igualmente, tener sentido de pertenencia para querer y cuidar lo nuestro, entre estos, los parques que son  espacios de recreación donde están nuestros hijos y es donde pueden ser acechados por expendedores de droga que bajo engaño y situaciones personales, los inducen al consumo, así mismo, es necesario estar atento de aquellos síntomas que alertan sobre el accionar de vendedores de bazuco, marihuana y drogas sintéticas al interior de los colegios y para ello, es contundente el trabajo mancomunado entre padres, docentes, directivos y la policía metropolitana. DIOS Y PATRIA.

Credito
CORONEL FERNANDO MURILLO ORREGO (*)

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