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En la España franquista, sus ideólogos denominaron al régimen como “democracia orgánica”. El saldo: miles de muertos, desaparecidos, violación permanente de derechos humanos y la suspensión general del ejercicio de derechos civiles y políticos. Nosotros, con el “Centro Democrático” tenemos el más claro ejemplo de lo que son definiciones persuasivas. Ya que ni de centro, ni democrático. No es difícil darse cuenta lo lejos que están de la democracia, cuando vemos cómo deslegitiman las Cortes, o se apoderan de todas las instituciones del Estado, sobre todo de aquellas que están instituidas precisamente para hacer control al ejecutivo: Fiscalía, Contraloría, Procuraduría, Defensoría del Pueblo, mayorías parlamentarias.
Y cuando no logran controlar a su entera disposición algún ente, viene el ataque, la deslegitimación, y si es posible, la eliminación. Lo vemos con la persecución sistemática que está sufriendo la Corte Suprema de Justicia. Primero con las actuaciones dentro del expediente de Uribe Vélez, que no solo recibió el reproche feroz de los seguidores del senador y la millonaria campaña victimizante en Estados Unidos, sino también, la defensa resuelta de Duque a favor de Uribe poniendo en entredicho las actuaciones de la Corte.
Ahora, con la Sentencia de Tutela que impartió órdenes precisas al ejecutivo para garantizar la protesta ciudadana. El Gobierno Duque de manera, puede decirse, desvergonzada, desacata la orden, porque según él “los fallos se acatan, pero las fallas se discuten y se corrigen”. Dando así por terminado algo que el constituyente del 91 estableció como Estado Social de Derecho. Es decir, que las actuaciones del Estado, incluyendo las del Presidente, están sujetas a Derecho. Y las órdenes de la CSJ actuando como Juez de Tutela, deben cumplirse de inmediato, así al presidente Duque no le gusten, o mejor, así su criterio jurídico le indique lo contrario.
A la par con la campaña de deslegitimación que están viviendo las Altas Cortes, se escucha el llamado “democrático” a “derrocar el gobierno de los jueces” promoviendo una reforma constitucional para eliminar las Cortes y dar por terminado eso de la división de poderes. Porque el mejor sistema democrático, para ellos, no es el Estado de Derecho, sino, como se ha escuchado en varias ocasiones al exsenador Uribe, es el Estado de Opinión. Mejor dicho, que las decisiones de Estado se tomen por el clamor mayoritario de una ciudadanía manipulable por odios y pasiones. Es decir, como un reality show, cuyo amenazado por convivencia siempre será el opositor, o mejor, haciendo uso de las “definiciones persuasivas”: el polarizador.
Para terminar. 1. Esta semana la exsenadora de la República Piedad Córdoba fue víctima de un atentado. Las autoridades, como es usual con los ataques contra ella, señalaron que se trató de un intento de atraco. Se cuentan ya 3 intentos de atraco en los últimos 2 años. 2. Sigue el exterminio: El lamentable homicidio de Campo Elías Galindo, profesor de la Nacional, polarizador militante de la Colombia Humana, quien denunciaba permanentemente a los responsables de Hidroituango, vinculando al Grupo Empresarial Antioqueño y a miembros del centro democrático. ¿Cui Prodest?
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