Las discrepancias entre Uribe y Santos son mayores que las coincidencias. Por tomar solo un ejemplo menciono la política de drogas y la política exterior. Sobre las drogas, mientras la administración Uribe buscó criminalizar su consumo bajo un régimen de prohibición y represión, el presidente Santos, como otros líderes latinoamericanos, decidió abrir el debate sobre la efectividad de las políticas antidrogas y ha dirigido sus esfuerzos hacia la prevención y atención del adicto.
En política exterior, es evidente que mientras el país hoy está en una estrategia de acercamiento con sus vecinos y de liderazgo regional, existe un fuerte contraste con la administración anterior, cuyos pronunciamientos pendencieros y provocadores enviaban al país un mensaje guerrerista y violento. Así, recientemente nos encontramos con otro ejemplo de ese estilo de pronunciamientos.
Hace poco los colombianos pudimos atender otro capítulo de enfrentamientos entre el expresidente Álvaro Uribe Vélez y el presidente Hugo Chávez, lleno de insultos personales que hacen daño al país. Los hechos comenzaron en un acto público al que asistió Uribe en una universidad de Medellín, y en donde afirmó con vehemencia que le “faltó tiempo” para emprender una intervención militar en Venezuela contra campamentos guerrilleros. Estos pronunciamientos fueron seguidos de otros insultos en donde el expresidente colombiano afirmó que el gobernante de Venezuela, Hugo Chávez, era un “cobarde” que insulta “a distancia” y se desmaya “de frente”, acusándolo de tener “miedo” a las FARC. Por su parte, el presidente Chávez, conservando el mismo decoro, replicó a su contendor afirmando que a él no le había faltado tiempo sino “cojones” para lanzar un ataque contra las FARC en Venezuela.
Estos enfrentamientos y su tono desbordado tienen un impacto fuerte cuando se dan entre dos líderes políticos. Me refiero a las consecuencias sobre el deterioro de las relaciones diplomáticas y como consecuencia en el menoscabo de las condiciones de millones de ciudadanos colombianos que encuentran su principal subsistencia las relaciones y los acuerdos comerciales con Venezuela.
Venezuela es el segundo aliado comercial más importante de Colombia después de Estados Unidos; de hecho, en 2007 Colombia exportó más de cinco mil millones de pesos en bienes a Venezuela y durante 2009 las exportaciones alcanzaron un récord comercial de seis mil millones de pesos por bienes exportados al vecino país entre los que figuraban alimentos, automóviles, animales y ropa. En este marco, el principal afectado del deterioro de las relaciones entre Colombia y Venezuela es el comerciante primario, es decir, aquel que pondría en peligro su producción anual ante una restricción comercial. El riesgo es serio: recordemos que durante la segunda administración de Uribe y con el fin de sustituir los productos colombianos, el presidente Chávez firmó acuerdos de importación con Argentina por 1.1 millones de pesos, que incluían automóviles, medicinas, zapatos y arroz.
El patético intercambio de insultos entre el expresidente colombiano Álvaro Uribe y el mandatario Venezolano, Hugo Chávez, no solo los trascendió a ellos mismos, sino que, también, nos muestra a todos el peligro de juntar la patología con el poder, la despreocupación absoluta por cada uno de los ciudadanos que ellos representan o representaban, pero, más que eso, muestran el enceguecimiento de la autoridad y la fragilidad no solo argumentativa sino, sobre todo, humana.
Venezuela es el segundo aliado comercial más importante de Colombia después de Estados Unidos; de hecho, en 2007 Colombia exportó más de cinco mil millones de pesos en bienes a Venezuela y durante 2009 las exportaciones alcanzaron un récord comercial de seis mil millones de pesos.
Credito
JUAN MANUEL GALÁN P.- SENADOR
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