PUBLICIDAD
En su taller ubicado en el barrio La Florida, en Tauramena, Casanare, Avelino Moreno construye una cirrampla, un instrumento musical de una sola cuerda que durante años estuvo en el olvido. Pocas fueron las personas que la conocieron, por lo que esta, es una modificación de este artesano que apenas había oído hablar del primer instrumento usado para el joropo y que luego fue cambiado por el arpa, el cuatro y la bandola llanera.
Cuenta Avelino Moreno que la música nació en él, desde que pasaba sus días en el campo y escuchaba el viento, el cantar de las aves; incluso, esas ganas de intentar crear nuevos sonidos lo llevaron a crear música con tiras de calceta de plátano, con las cuerdas del chinchorro en el que pasaba las calurosas tardes llaneras y hasta con las 'venas' de las hojas de palma.
Cuando iba al pueblo, se entretenía al ver a los mayores interpretar el cuatro, luego llegaba a su casa y con una tabla y nylon del chinchorro, imitaba una para intentar sacar el sonido que memorizaba, pues la falta de recursos económicos impedían que pudiera tener uno propio.
"El referente de la música llanera en Tauramena es Dumar Aljure, él tenía un programa en el que llevaba la música a la gente, así aprendí el 'muñequeo' del cuatro. Luego logré conseguir el instrumento y más adelante quise aprender a tocar la bandola. Me gustaba el sonido de los tambores, un golpe fuerte y que marca", cuenta Avelino Moreno.
En algún momento tuvo su propio instrumento musical, pero debió venderlo; así que por necesidad, por querer volver tocar, a inicios de los años 90 decidió construir una bandola y unas maracas, ya que no le gusta pedir prestado. Al ver que tenía la destreza para fabricarlas y que sonaban bien, supo que podía. Pero fue a partir de 2004 cuando tomó como su profesión, la artesanía.
La cirrampla
Por años había escuchado hablar de la cirrampla, le decían que sonaba muy bajito, que se escuchaba más la caída de una hoja que esa única cuerda que iba por una verada de caña brava y sostenida al otro extremo con la boca para que esta sirviera como caja de resonancia. También, que había sido inventada por los indígenas de la región, por lo que no se sabe el significado del nombre.
"También fue usado en la década de los 40 durante la guerra bipartidista como método de relajación, pues a los combatientes, mientras descansaban en sus chinchorros, alguien interpretaba sonidos suaves para amenizar las noches y generarles sanidad espiritual. Pero luego nadie sabe porqué desapareció. Pienso que los músicos dejaron de usarla porque ya llegaron el arpa, el cuatro y se olvidó esa única cuerda", agrega Avelino Moreno.
En algún momento le contaron que en Yopal había una persona que guardaba una cirrampla, pero cuando fue a la casa para permitir que se la dejaran ver, el dueño guardó celosamente el secreto. Así que decidió inventarla con las pocas descripciones que conocía, una de las mas importantes era, que la cuerda debía sujetarse en un extremo con la boca.
"Sabía que era una vara con una cuerda tensionada, quizá con dos cejillas para crear una altura, pero pensé, 'si la caja de resonancia es la boca, una cavidad, necesito algo que le dé más amplitud al sonido'. Tampoco me parecía muy atractivo pasar la cuerda de boca en boca, así que decidí crearle una caja de resonancia.
"En su momento tomé un totumo, le puse un cuero y tomé la verada y la pegué, pero el ángulo era muy abierto, así que lo bajé un poco hasta que me dio la altura y sonido que necesitaba. Creé una para un museo en el Meta y les gustó; luego le conté a un amigo y le hablé de la cirrampla hecha por mí y el sonido agradó. Es que al tener una caja de resonancia ya sonaba más y la gente empezó a interesarse más", aseguró.
Mientras termina de construir la cirrampla, Avelino Moreno dice sentirse orgulloso de que muchas personas llamen al instrumento musical con su nombre, pero también es consiente de que la cultura no se puede perder y no quiere que se olvide el sonido de la cirrampla, por lo que asevera, no quiere que a otras personas les suceda lo que a él, que nunca pudieron escuchar el instrumento original.
"Para mí esto es de la cultura, del llano, para la gente que le gusta la música, por eso no guardo con celo y permito que vengan a mi taller a que aprendan y conozcan sobre la cirrampla. Debemos ser responsables en mantener nuestros instrumentos, nuestra cultura, y yo estoy encargado de difundir este mensaje, esto es tradición, es patrimonio que pasó por nuestros ancestros y se debe mantener", añadió.
Ahora la cirrampla suena en algunas agrupaciones de joropo, se enseña a las nuevas generaciones. Esa cuerda de arpa afinada en Fa sobre la verada y en un totumo ya está en varios continentes y, según cuenta Avelino, en Estados Unidos han usado sus cirramplas para interpretar música Country.
Finalmente, este músico empírico sí quiere dejar en claro que: "La cirrampla nació sin trastes y hay que mantenerla así, que sea el ejecutor quien busque las notas. También, si la cirrampla es amiga del joropo, que no sea mezquina con otros géneros musicales, porque ya se ha fusionado con otras músicas, y eso es satisfactorio para mí y es bonito porque hubo una época en que no sonó", puntualizó Avelino Moreno.
Comentarios