Disparos al aire: Rompiendo vértebras

El debate público que ya empieza a generarse sobre las reformas constitucionales se presagia, por demás, interesante.

Una frase sabia del maestro Darío Echandía, -recuerda nuestro ilustre paisano Alfonso Gómez Méndez- en relación con los efectos de la reforma constitucional de 1936 a la Constitución de 1886, consistía en afirmar que esa reforma liberal había roto vértebras esenciales a la conservadora Constitución de Núñez. Esa frase ha sido retomada por prestigiosos constitucionalistas en estos meses del año de celebración de los 20 de promulgación de la Constitución de 1991, para hacer sus propios balances sobre los efectos reales que ha tenido sobre la Carta, las aproximadas 30 reformas que ya lleva encima nuestra joven Constitución Política.

Sin embargo, no existe consenso sobre esos efectos. Jaime Castro, por ejemplo, sostiene que se le han roto vértebras importantísimas a la Constitución con ese abultado número de reformas. Cosa distinta piensan los exconstituyentes consultados sobre el tema, quienes afirman que la Constitución de 1991 permanece intacta y vigente en su columna vertebral y espíritu. Navarro Wolff sostuvo, hace unas semanas, en la Universidad de Ibagué, que la Constitución del 91 es como un whisky que hay por ahí, que dicen pasan los años y “sigue tan campante”. Es decir, no se ha roto su columna vertebral.


Pero, sin discusión alguna, la aprobación en primera vuelta de la Reforma a la Justicia acaecida ayer, constituye la más impactante de las reformas constitucionales que hasta ahora se han presentado a la Constitución vigente. Magistrados, tanto del Consejo de Estado como de la Corte Suprema de Justicia, han manifestado su desacuerdo con varios temas allí contemplados, y decidieron retirarse de las instancias de discusión de las reformas. Varios de los Magistrados inconformes sostienen que con esos cambios se lesiona el espíritu y los fundamentos esenciales de la Constitución. Afirman que se lesiona el sistema de pesos y contrapesos consagrados constitucionalmente. Y, sobre todo, se introducen reformas que según ellos, y utilizando la frase de Echandía, le rompe vértebras importantísimas a la Carta. Y en verdad, varios de los asuntos incorporados -hasta ahora- son bastante polémicos. Para la muestra, varios botones: La creación de una Supercorte, encargada de investigar y juzgar a los altos funcionarios del Estado. Las facultades judiciales a particulares. Los cuestionados y sensibles cambios en las funciones nominadoras de las altas Cortes. La silla vacía, que elimina suplencias para los miembros de corporaciones públicas de elección popular. El difícil y cuestionado asunto del Fuero Militar. El polémico y novedoso “habeas juris”. Con este breve enunciado de reformas se puede vislumbrar, desde ya, la agitada discusión política, institucional y parlamentaria que se presentará el año entrante en el trámite propio de la segunda vuelta. Y la cosa no pinta fácil.


Para concluir, recordemos que la fiscal Viviane Morales, opinando sobre algunos de estos temas, conceptuó que se trataba de un Frankenstein dentro de una democracia. Y eso que el debate apenas comienza. O sea, que el debate público que ya empieza a generarse sobre las reformas constitucionales se presagia, por demás, interesante. Muy interesante.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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