Disparos al aire: Sin luna de miel

La próxima semana se inicia en el Congreso de la República la segunda vuelta para discusión y aprobación – o desaprobación- del polémico proyecto de reforma a la justicia, que sin lugar a dudas, constituye en relación con las cerca de treinta reformas que lleva encima la Carta, la propuesta reformista de mayor trascendencia.

No por el tema de fuero militar, como lo podría percibir equivocadamente una gran franja de opinión pública nacional, que si bien es asunto importante no centra alrededor del mismo, la columna vertebral del debate, sino por el eventual riesgo (al ser aprobada) de desequilibrar –como lo sostienen eminentes constitucionalistas-   el sistema de pesos y contrapesos consagrado en la Constitución del 91.

Ese ha sido el tema central de discusión, sobre todo entre el poder judicial y el ejecutivo. Asunto que logró en un determinado momento, la unión entre ellos para presentar un proyecto consensuado, y que luego terminó en motivo de discordia aún no superado, a partir de la inclusión de varios articulitos que en su enunciación levantaron ampolla y rechazo de varios respetables magistrados de las altas Cortes.

La luna de miel entre el Presidente Santos y altas Cortes, presentó en ese punto, escollos amargos y tensos. De ahí, el reciente llamado de Santos para arreglar cargas y llegar a acuerdos en un texto de reforma, que según él, no está escrito en piedra. O sea, palabras más palabras  menos: que se puede modificar, se puede tocar.

Pero, ese acuerdo no es nada fácil. Al contrario: es dificilísimo. Voceros de la Corte Suprema de Justicia, del Consejo de Estado y de la Fiscalía General de la Nación, entre otros conocedores aventajados de esos temas, han sostenido que dicha reforma, así como se esta discutiendo desequilibra el diseño estructural de la Constitución, en especial, lo relacionado con la separación de las ramas del poder público.

La anterior Fiscal, Viviane Morales, lo bautizó como “un Frankestein dentro de una democracia”. Es decir, la cosa y sobre todo la discusión no es sencilla sino complicada.

Ello evidencia que en corto plazo, quedará planteado un debate de enorme importancia en relación con la concepción actualmente existente entre los partidos, sobre el Estado y desarrollo de la Constitución de 1991.

En buena hora, porque el legislativo no estaba en nada. Y algo lamentable: la luna de miel entre los poderes Ejecutivo y el Judicial, cada vez quedará más atrás y rezagada. Lamentable.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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