En el 2014 el Tolima se presentará de nuevo a nivel nacional, como una región que juega fuerte con un buen equipo de juristas en momentos especiales de la historia patria.
Afortunadamente para la región. Lenta pero perceptiblemente el Tolima aporta, en el terreno e instancias jurídico- institucionales liderazgos destacados frente a la mayoría de los Departamentos colombianos, como se percibió en el año que acaba de terminar: Fiscal General, Ministro de Justicia, Presidente de la Sala Penal de la Corte, Registrador Nacional del Estado Civil, para mencionar algunos de los más sobresalientes en opinión pública.
Ojalá algún investigador descubra más temprano que tarde el origen y factores que han influido en este privilegio regional y generacional, donde sin lugar a dudas, aparecerán con toda su influencia personajes de la talla de Darío Echandía, Alfonso Reyes y otros importantes juristas tolimenses.
Que se reconozca a nuestra región por este hecho, ya constituye un merecido avance, que supera la tradicional mención histórica del Tolima a partir de hechos trágicos y personajes siniestros de la violencia y la política bipartidista.
Tanto el Fiscal General de la Nación como el Ministro de Justicia, representan en esta época la expresión de un talante democrático tolimense, que de seguro ayudará a consolidar en el país unas condiciones de paz, de convivencia y de desarrollo integral para Colombia, en momento como los actuales, donde para bien de la democracia, se agudizan las contradicciones conceptuales entre derecha e izquierda en relación con asuntos trascendentales, que necesariamente llevarán a ampliar o restringir, centralizar o descentralizar, espacios participativos y decisorios de democracia integral en el país.
Ahora bien, se comentó a través de un importante medio de comunicación nacional, que el Magistrado tolimense – de Cajamarca, para más señas- Luis Ernesto Vargas Silva, podría ser elegido en el cercano futuro como Presidente de la Corte Constitucional, evento que de ser cierto, dejaría una poderosa delantera tolimense al frente del equipo de la democracia colombiana para consolidar y avanzar en los ejes fundamentales consagrados en la Constitución de 1991, evitando claro está, peligrosos goles en contra del avance de la consolidación del Estado Social de Derecho en Colombia.
Los retos son de indiscutible trascendencia para la delantera democrática nacional donde están bien ubicados los jugadores tolimenses: la reforma a la justicia, la consolidación institucional de un posible proceso de paz, el control de poderes desbordados en el ejercicio de funciones públicas, el avance en interpretación a partir de los ejes actuales de las nuevas corrientes de pensamiento constitucional, y sobre todo, avanzar en dejar bases jurídicas sólidas para emprender el largo camino de las reformas económicas y sociales que el país reclama esperanzado desde mediados del siglo pasado.
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