Bailando con la fea

Camilo González Pacheco

Cada día que pasa se perfilan decididamente dos frentes políticos: izquierda y derecha, en el partidor de la carrera electoral por la Presidencia de la República. Y el tema central de polarización, aunque muchos no lo creían como principal, hace algunos meses, lo constituye la paz. Pero, lamentablemente el eje del debate, no es la PAZ, así en mayúscula, o sea, el planteamiento estratégico en relación con el papel de Estado y la Sociedad, para abordar los escollos que constituyen los generadores objetivos y reales de violencia, cuyo sinónimo de superación son los cambios estructurales y sociales, sino en un asunto coyuntural, por demás trascendental de paz referido al proceso adelantado por el gobierno y las Farc.

La derecha comparte una visión de Estado y Sociedad, acorde a sus intereses oligárquicos y un modelo de desarrollo neoliberal. Esa concepción compartida entre Uribe, Pastrana y Santos, no es objeto para ellos de confrontación, menos en los comicios parlamentarios o presidenciales. El sustrato del debate lo constituye el proceso de paz, aún en desarrollo, que la derecha extrema apellida con la etiqueta de Santos, adicionándole toda la gama de dolor y resentimiento que las Farc acumularon en su contra durante décadas, por sus terribles acciones.

Uribe y Pastrana sellan su alianza a partir del triunfo del No en el plebiscito, teniendo como principio unificador de su unidad cuestionar y atacar el acuerdo de paz.

Lenta y perceptiblemente la coyuntura electoral se va radicalizando alrededor de las Farc. Con una paradoja por demás macondiana: las Farc están en la política electoral, son centro de debate, pero no son hasta ahora actores relevantes. Y, quienes los defienden como parte cumplidora de los acuerdos, en avance indiscutible de paz para la nación, no se pueden casar con ellos electoralmente, porque en lugar de ganar espacios, pierden votos en una franja de opinión engañada, embravecida, dispersa y aupada con furia por la derecha guerrerista.

Las candidaturas alternativas, han enfatizado que en su menú programático, también juega la paz. Coalición Colombia con Fajardo punteando en las encuestas, a la par de la lucha contra la corrupción y el clientelismo, reitera el cumplimiento de los acuerdos de paz. Petro, Clara López y Carlos Caicedo, proponen mecanismos para lograr unificarse en una sola candidatura, que incluya a De la Calle, con un programa común de paz y democracia.

Tremendo lío para la izquierda democrática, que en esta danza electoral tiene que bailar con la fea… pero desde lejitos. Entre otras razones, por la ausencia de una corriente electoral nacional de voto consciente, aún en construcción, que pueda consolidar desde el poder una verdadera paz estable y duradera.

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