Aquellos días de abril

Camilo González Pacheco

En abril se han presentado dos de los eventos más importantes en nuestra historia patria relacionados con movilizaciones populares anhelantes de cambios políticos y sociales, que lamentablemente no han terminado en victoria sino en derrota de una “Revolución Siempre Aplazada” en Colombia, como lo analiza Jaime Piedrahíta Cardona en un interesante estudio sobre ese tema.

En abril conmemoramos el aniversario setenta, de aquel viernes 9 de abril de 1948, cuando fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán. Y rememoramos el cuarenta y ocho, de aquel domingo 19 de abril de 1970 cuando le fue robada la victoria electoral al General Gustavo Rojas Pinilla para elegir tramposamente como Presidente a Misael Pastrana Borrero, entre otros datos, padre del denominado por Antonio Caballero, “Zoquete” de Andrés Pastrana, quien también ejerció oscuramente como su padre, el cargo de Presidente de la República.

Los trágicos acontecimientos para la democracia integral en Colombia se presentaron durante la vigencia hegemónica de dos partidos políticos en la escena electoral: el rojo Partido Liberal y el azul Partido Conservador. En dichos sucesos, se presentó el fenómeno político mediante el cual en la cúspide de los partidos se unieron los oligarcas de cada colectividad, para mantener el statu quo y en la base se aglomeraron los sectores populares, que constituían las mayorías políticas y sociales, apostándole a nuevas opciones de dirección del Estado y la Sociedad, con cambios estructurales que superaran la pobreza, desigualdad e inequidad.

Los de la cúspide eran la “oligarquía”, los de la base “el pueblo”, como los calificaba tanto Gaitán y Rojas, en sus encendidos discursos de plazas públicas. Una polarización social a la colombiana, con mucho sabor a lo nuestro, lo nacional. Sin nada de marxismo leninismo ubicando la contradicción entre burguesía y proletariado afín de un determinado polo internacional.

El 9 de abril, fuerzas oscuras de la oligarquía, pusieron en manos de Roa Sierra el arma homicida frustrando una opción cercana y real de cambio. El 19 de Abril, esa misma oligarquía se robó las elecciones, burlando la legítima soberanía popular y ciudadana, que convertía en imposible el acceso al poder del pueblo a través de los procesos electorales. Fechas que conviene recordar en estos días donde la mayoría de los planteamientos de los candidatos presidenciales, como se observó en el debate trasmitido hace dos días por Teleantioquia, se quedan en las ramas sin tocar la base estructural de la sociedad. Como si no existiera la eterna y despiadada oligarquía colombiana de siempre, que tiene sumido al pueblo en miseria, inequidad, ignorancia, alienado bajo mantos de miedo y odio, que hace imposible discutir en serio una alternativa real de justicia social para Colombia.

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