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En la televisión hemos visto la magnificencia de escenarios de ese pequeño país de las Mil y una noches, en el que nuestra ilustre visitante podrá apreciar los mejores jugadores y selecciones del mundo. Contrasta con el lamentable estado de nuestros escenarios deportivos, que cumplen ocho años de haber sido destruidos por una manguala liberal- conservadora. Muestra palpable del pésimo criterio de nuestros partidos políticos a la hora de postular candidatos y de nuestra ligereza al elegirlos.
A poco de posesionarse, la nueva ministra del Deporte advirtió que los $44.000 millones asignados por el Gobierno Nacional, para el Coliseo Mayor, no le fueron suficientes al alcalde Hurtado y solicitó una adición de $21.000 millones, que Urrutia negó por improcedente. Ya en junio pasado Vapi, (Veeduría Agua Para Ibagué) denunció que el contratista tuvo el descaro de radicar modificaciones al diseño original de la estructura, después de terminarla con especificaciones inferiores. En palabras del veedor: “Llevaron a cabo la fabricación y montaje de la estructura metálica con unos diseños que no estaban aprobados por la Curaduría Urbana respectiva”.
El ministerio comunicó, públicamente, que la curadora pidió “exoneraran de cualquier responsabilidad en fallas del Coliseo Mayor, a los profesionales de la Curaduría. Algo que considera sumamente delicado para un proyecto en el cual se debe propender por las mejores condiciones constructivas, ya que albergará ampliamente ciudadanos”.
Vale decir, los malgastados $44.000 millones no alcanzaron siquiera para levantar una estructura confiable, y con el amaño de los concejales el alcalde sacará $21.000 millones del presupuesto de Ibagué, para instalar sobre la precaria armazón, de cuya estabilidad no responde la autoridad urbanística, cubiertas, cerramientos, silletería, equipos sanitarios, camerinos, etc.
El sábado anterior vimos en la primera página de este diario el vergonzoso estado de las piscinas olímpicas. Cuatro meses después de que con bombos y platillos el alcalde Hurtado pusiera la “primera piedra” del reinicio de las obras, no se ha hecho nada más. El vaso de la piscina es un pozo fétido y nadie sabe a dónde fueron a parar los $12.584 millones del contrato que le adjudicó a la Unión Temporal Unidad Deportiva 2022. El secretario de Infraestructura, Diego Herrán, posible futuro compañero de nuestra visitante de Catar, no le quiso dar la cara al periódico.
Otra noticia fue el evento de Asobancaria en el que los constructores protestaron por el abandono del acueducto complementario. Denuncias ratificadas por ciudadanos ante la Asamblea departamental, al punto de que a los residentes de Arboleda Campestre los pondrán a beber agua del canal Laserna, un caño que recibe alcantarillas residenciales y escorrentías urbanas de aguas lluvias. Importante conocer los análisis de laboratorio hechos directamente por la secretaría de Salud.
Confío que ese “por lo pronto” de María del Pilar, denote una sincera reflexión sobre la fea costumbre que tenemos los Ibaguereños de aceptar cargos y prebendas, haciéndonos los de la vista gorda con los desafueros que toda la ciudad puede ver y padecer.
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