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Aquellos que tienen un radiecito, un pequeño televisor o al que compra de vez en cuando un medio impreso. Claro ejemplo, lo que se dio recientemente en Barrancabermeja: un caso de intolerancia paranoide de parte de sindicalistas de la industria del petróleo, cuando se dirigía a los asistentes en un foro, el Senador Tolimense, Jorge Enrique Robledo. El fundador del Partido DIGNIDAD es, sin lugar a dudas, gústeles o no, la persona más conocedora de los temas socioeconómicos de nuestro país, incluido obviamente el asunto minero energético. Los “chalados” se vieron ofendidos porque Robledo “no comulgaba” con muchas de las teorías económicas del candidato, de uno de los extremos políticos. Ah vaina!!! Los abucheos, los improperios, los hostigamientos no se hicieron esperar. Parte de la paranoia aquejó al auditorio. No se pueden aceptar argumentos así sean válidos. Es la perfecta interpretación del subdesarrollo político. No se olvida la afirmación del actual Secretario General de la Gobernación, Santiago Barreto Triana, quien siempre ha dicho: “En el tema de la Democracia, nuestro país, apenas está aprendiendo las vocales”. Nada más real.
El país está pasando por una “irasibilidad” llevada al máximo en la que cualquier cosa, puede ser posible y, esa irritabilidad se fundamenta principalmente en la corrupción que aqueja al Estado colombiano, y que tiene a su vez, orígenes en el clientelismo. El colombiano medio, el del centro que es la mayoría, no quiere más ladronera, ni en los Municipios, ni en los Departamentos y mucho menos en la Nación. Pero… así mismo, el connacional, el decente, el de los valores, el que ama su país, a sus sociedad, el que se levanta temprano a trabajar, no quiere un cambio al estilo “tierra arrasada”. Ese lema del escudo chileno, “por la razón o la fuerza”, está “demodé”, mejor dicho, pasado de moda. Ahora es, como lo diría el austral ex Presidente Lagos es “por la fuerza de la razón”. El colombiano cree que no hay necesidad de destruir la institucionalidad construida durante tantos años. Las cosas se pueden cambiar sin desconocer al opositor. Sin engañar al elector, sin decirle mentiras al votante para llegar al poder.
Estamos “ad portas” de un necesario cambio. Lo cierto es que, la misma Democracia nos ofrece soluciones como el sufragio, para superar la paranoia. Votemos, votemos a conciencia, votemos por una fórmula para Presidente y Vicepresidente que consideremos que pueda ser la mejor, la más sensata, la más preparada académicamente, la más conocedora de la problemática nacional y que, obviamente, no tenga “rabo de paja” y se le pueda arrimar a la candela colombiana para que NO QUEME a nuestro país en los próximos cuatro años !!!
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