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Es decir, dichas consecuencias recaen sobre él también y, esto posiblemente, no lo tenía previsto”.
Pues bien, esto es precisamente lo que acaba de comenzar en Colombia. Los bloqueos, los paros, las manifestaciones, las protestas que tradicionalmente eran fomentadas, organizadas, inducidas por un sector político contestario, en nuestro país, son ahora promovidas por el otro lado, por la otra orilla , llámese de Centro, de Derecha, retardatario, como se sea que lo quieran denominar, pero ahí está.
Y… es que, lo más curioso de toda ésta polarización a que nos vemos abocados en Colombia, tiene un “condimento” bastante cautivador: el “revanchismo” con que se creó la sociedad colombiana. Mejor dicho, hay que darle una “patada”, al que nos acaba de pisar los zapatos. Adicionalmente, con una dirigencia como la actual que se formó en el ámbito pendenciero, insurgente y fundamentalista (que al decir de la Real Academia de la Lengua en España, se traduce entre otros, como “Exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida”) pues… nada que hacer, !Estaremos, en términos taurinos, siempre condenados “cornada, tras estocada”!.
El cuento es que, los “estallidos sociales” han sido tradicionalmente instigados por un sector de los políticos en Colombia y, por supuesto ellos, se abrogarían el derecho a ser los únicos en promoverlos. Craso error. Las “revueltas” también pueden ser animadas por la contraparte y, así mismo, con un relativo éxito y en ello, el tema económico, el del “bolsillo”, desempeña un papel importantísimo. Ya se está palpando.
Lo que sí sucede también, es que la racionalidad en un sector es mucho mayor que en el otro. El comportamiento “animaloide” aflora mucho más en un grupo que, en el ajeno. Lo que diferencia al hombre de las alimañas, se ve en el comportamiento, mucho más a flor de piel, en una facción que en la otra. Los que creen que destruyendo lo construido, aportan a la nación colombiana, están pifiados en su concepción de ciudadanía.
De allí, lo importante de la propuesta de Dignidad & Compromiso ( Robledo y Fajardo) que, rompe con la dicotomía que se ha enquistado en la sociedad Colombiana. Se puede protestar, no estar de acuerdo, peticionar, manifestarse, sin necesidad de “darle una puntapié al contrario”. Que la población colombiana requiera con urgencia de profundos cambios, reformas, etc. etc. , en eso, todo el mundo está de acuerdo. Pero… El tema, es “de forma, no, es de fondo”.
Los cambios, se pueden realizar, con educación y, “construyendo, sobre lo construido” (-la frase de moda-) de allí que las propuestas deban tener “unos mínimos” de concertación, sin necesidad de optar por la alternativa de “tierra arrasada” para adelantar una real construcción de la nación colombiana. Porque, no les quepa la menor duda que, ahí no se van a quedar toda la vida y, la historia los juzgará por su testarudez, por su terquedad, por su mezquindad.
Adendo: Como diría Juan Manuel Ospina, co-presidente de D&C : “Colombia debe ser, la Casa Grande de todos”.
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