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Serán cuatro años duros para Colombia, pero muy buenos para la democracia, la economía y el tejido social de nuestro país, si llega a ganar “el viejito”, como cariñosamente lo llamamos los colombianos.
¿Por qué serán cuatro años duros? En primer lugar, porque el ingeniero Hernández, va a tener en el congreso a su más aguerrido contendor. A los congresistas no les va a gustar para nada, que les practiquen una liposucción para quitarles la grasa de la burocracia (altos sueldos, lujos y prebendas), que han ostentado toda su vida. También se van a oponer a que les quiten el manejo de las partidas que ayudan a gestionar para sus regiones en el Presupuesto General de la Nación, y que les dejan una buena tajada por las comisiones que les piden a los contratistas que ejecutan esos millonarios recursos.
Tampoco va a ser fácil acabar con el régimen perverso de la complicidad y de los pactos entre los sectores público-privado; sacar adelante la reforma a los cuestionados procesos de elección de Contralor, Procurador y Fiscal General de la Nación, y concertar al mismo tiempo, una reforma integral a la justicia, que acabe con los carteles de la toga y los eternos procesos judiciales en el país. En términos médicos, le toca aplicar un procedimiento de quimioterapia para desaparecer este cáncer de la corrupción que ya hizo metástasis en los tres poderes públicos, y, que, le cuesta a los colombianos más de 50 billones de pesos anuales.
Por el lado de la economía, la cosa es menos grave. Afortunadamente, en Colombia, contamos con buenos economistas y expertos que pueden ayudarle al ingeniero Hernández a implementar herramientas y estrategias que consigan un crecimiento sostenible de la economía; logren controlar la inflación, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y la devaluación de nuestra moneda; generen más empleos, mejoren la balanza comercial, reduzcan déficit fiscal y la carga tributaria para atraer más inversión.
Si se rodea de gente con experiencia, conocimiento, visión y liderazgo, seguramente convierte a este país en el más próspero de Latinoamérica en los próximos 4 años. Tenga en Palacio una “guardia imperial” ad honorem de empresarios exitosos a los que usted pueda llamar con frecuencia para que le den consejos. Llame a Luis Alberto Moreno, e invítelo a que le ayude a sacar adelante este país desde el ministerio de Hacienda; a un Gabriel Ibarra, desde la cartera de Comercio, Industria y Turismo; al experto tributarista Santiago Pardo, para que lo asesore con el tema de impuestos o Alberto Bernal. estratega en temas de política financiera internacional.
Sobre las reformas a la salud, pensión y educación, no creo que esos temas lo vayan a trasnochar. Esas reformas se han discutido tanto, que hasta el más despistado sabe qué plantearse para mejorar esos servicios y volverlos eficientes. Respecto a la política de reactivación productiva, la clave está en orientar la inversión pública en la productividad y competitividad del sector productivo, bajar las tasas de interés y el costo país. ¡Lúzcase!
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