Optimismo del adulto mayor y menor riesgo de enfermedad cerebral

Una actitud positiva ante la vida, así como una buena dosis de optimismo, parecen ser las claves para enfrentar los problemas de salud en la tercera edad.

La literatura médica abunda en artículos en los que se demuestra que el optimismo va de la mano con la buena salud en los adultos mayores. Por lo general, los estudios reseñados en las revistas médicas apuntaban a relacionar la actitud positiva con la salud mental, con los problemas de corazón y aun con la diabetes; sin embargo, no habían sido desarrollados estudios específicos para relacionar el optimismo con los accidentes cerebrovasculares conocidos popularmente como “derrames cerebrales”. 

 

Por primera vez, un estudio llevado a cabo por el Dr. Erik S. Kim, psicólogo clínico de la Universidad de Michigan en los Estados Unidos, demostró que el optimismo es maravillosa medicina para prevenir el daño cerebral producido por el infarto o la hemorragia cerebral. El Dr. King estudió seis mil 44 personas mayores de 50 años entre 2006 y 2008, las cuales no habían sufrido ninguna enfermedad relacionada con la salud cerebral.

 

A cada uno de ellos se le aplicó un test psicológico que valoraba el optimismo o pesimismo con que actuaban en su vida diaria y en la resolución de problemas. Después de dos años, 88 accidentes cerebrovasculares fueron reportados revelando el estudio que a mayor actitud optimista en una escala de 3 a 18, menor riesgo de padecer un accidente de esta naturaleza. El efecto de la variable optimismo permaneció aún si las personas eran sometidas a una mayor presión social, económica o biológica.

 

“El optimismo tiene un impacto muy positivo en la salud mental y orgánica de las personas” dice el Dr. Kim, y agrega que “actitudes negativas producidas por alteraciones como la depresión, la ansiedad y la hostilidad hacia otras personas, causan un impacto adverso sobre la salud; esperamos contribuir a que un cambio de actitud pueda hacer vivir mejor a los adultos mayores”.

 

La explicación a esta asociación optimismo-salud estriba en que el optimismo permite enfrentar, analizar y resolver mejor los problemas, así como llegar a una solución adecuada, incluso para cambiar los estilos de vida dañinos y adoptar sanas pautas de conducta relacionadas con la salud. Un ejemplo sería el caso de una persona mayor con un estilo de vida sedentario, con malos hábitos alimenticios y afición por la bebida, a quien su médico le recomienda el ejercicio, la comida sana y la moderación con el alcohol.

 

Si esta recomendación cae en una persona negativa, pesimista, deprimida y para quien no tiene sentido cambiar nada en su vida, según los estudios del Dr. Kim, el riesgo de padecer un “derrame cerebral” se habrá aumentado en un 10 por ciento, cifra muy alta si se considera lo que significa la invalidez o la muerte como consecuencia de este padecimiento.

 

Se podría preguntar si la tercera edad, por sí sola, no trae suficientes problemas como para vivirla con optimismo, máxime si se trata de la etapa final de la vida. La respuesta del Dr. Kim en su estudio es, precisamente, esta: “Mire la vejez con optimismo y reduzca el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular”. 

Credito
PABLO ISAZA

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