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Dios es comunión y participación. Es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios es uno y es Trino. El mundo católico centra su pensamiento y su fe en ese Misterio infinito e inescrutable y con tanto contenido. Cómo se puede entender desde la razón humana; que existe un Dios, que a su vez son tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Un Dios en cuyas tres personas existen funcionalidades diversas y al mismo tiempo están unidos perfectamente por la gracia del Espíritu. Un Dios que es misterio central de la fe y de la vida cristiana. Un Dios que es la fuente de todos los otros misterios de la fe. Un misterio que no se puede conocer, sino única y exclusivamente por revelación de Dios. Así lo enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, cf. 234 y 237.
Dios es el modelo perfecto de la vida cristiana. El misterio de Dios, siendo tres personas distintas, logra la unidad y la complementariedad, gracias al amor. El misterio de Dios se entiende desde la experiencia del amor, se experimenta en la unidad universal y se traduce en la hermandad que es el resultado de la fe de todos aquellos que creemos en Dios. Dios es modelo perfecto de la vida en comunidad: Dios vive en comunidad, Dios es amor, Dios es Espíritu, Dios es vida y Gracia; Dios no vive solo, Dios no tomó decisiones Él solo, debería ser el mismo Dios para todos, el mundo debería vivir, como vive Dios. El amor, la paz y la mansedumbre son propios de una familia cristiana según el modelo de la Santísima Trinidad.
El Papa Francisco en su Ángelus Regina Coeli, el 1 de junio del 2015, propuso el misterio de la santísima trinidad como modelo y reflejo de lo que debería ser la comunión entre hombres y mujeres. Afirmaba el Papa: “el misterio del único Dios en tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nos renueva la misión de vivir la comunión con Dios y vivir la comunión entre nosotros, sobre el modelo de esa comunión de Dios. No estamos llamados a vivir ‘los unos sin los otros, encima o contra los otros’, sino ‘los unos con los otros, por los otros y en los otros’. Cuida tu salud: El Espíritu Santo nos permite escuchar y entendernos con los demás.
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