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Siendo tan solo superado por Quibdó y Riohacha, y si sumamos a este dato, que los empresarios, comerciantes y las fuerzas activas de la región hagan llamados sobre las dificultades de suplir algunas vacantes, que de llenarse reducirían ostensiblemente este indicador y como si no fuera suficiente, la misma semana y la misma fuente; El DANE publicara un dato que asegura que la clase media está en ascenso y la clase alta presentó una leve alza y la pobreza monetaria y multidimensional siguen la ruta del descenso.
Lo anterior, que desde los titulares careciera de lógica e incluso es motivo de mofas en las clases y pasillos de universidades, donde estudiantes se quejan de pocas oportunidades y escasa oferta del mercado laboral en la región, tiene argumentos y explicaciones que a continuación me permito exponer. La primera, que el mercado laboral responde a la ley de oferta y demanda, es muy posible que las ofertas disponibles no sean atrayentes ni en cargo ni en salarios para la fuerza en condición de desempleo, lo que, valida el repunte de la clase media, esto como consecuencia de mejora de indicadores de educación para el trabajo como la oferta del SENA y la profesionalización de universidades de la región.
Seguido a que el mercado laboral informal es capaz de absorber mano de obra y de suplir necesidades de la población no ocupada, pero como efecto negativo la oferta laboral informal no funciona como válvula de escape, sino como una alternativa atractiva, por los que les permite percibir ingresos de sus patronos y no perder la oferta de servicios y ayudas estatales que desde la pandemia viene en aumento, también es bastante llamativo el empleo informal siga invisibilizado por el Ministerio del Trabajo y la DIAN está muy concentrado en recaudar y no en analizar en detalle los orígenes y la procedencia de la nueva elite de comerciantes de teléfono y vehículo de alta gama y de pedrería en las camisetas.
También es innegable que la iniciativa gubernamental de irrigar auxilios económicos a personas con necesidades básicas insatisfechas tiene efectos directos sobre la expectativa y los costos de la mano de obra, es lógico que una persona que reciba un auxilio sea cual sea su condición, va a sopesar siempre el tener que esforzarse en un trabajo y lo que le ofrece el Estado, sobre esto, los estudiosos del tema en donde me incluyo, consideramos que estos auxilios deben de ser coyunturales y condicionados para las personas laboralmente activas (excluyo niños y adultos mayores) y no una suerte rentas vitalicias.
Pues, ni incongruentes ni macondiano, la alta tasa de desempleo, el crecimiento de la clase media, el aumento en los costos laborales y la inerme informalidad laboral que no aporta datos tangibles sino estimaciones, son el resultado de la ley de oferta y demanda, donde unos empleadores que no ofrecen lo que los desempleados sueñan o esperan, una informalidad desbordada y capaz de entregar salarios incumpliendo la legislación laboral, sumado a un deseo denodado de muchos por ser beneficiario de una ayuda económica de prosperidad social. Indudablemente que muchos requieren mínimos vitales, pero no vitalicios y aunque pareciera que el dato de desempleo no alarma sino unos días, las consecuencias a futuros, aunque están proyectadas no parecen ser de interés de nadie, con índices de informalidad e ilegalidad altos es poco probable que las ayudas y el sistema social sean sostenibles y que los índices de competitividad y productividad en Ibagué y en el Tolima puedan repuntar y la tasa de desempleo disminuya.
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