Hoy el país está en modo ambiental, una de esas causas buenas, como la paz, que la izquierda convierte en narrativas populistas fáciles de asimilar y, por eso mismo, difíciles de rebatir sin ser estigmatizado como enemigo, de la naturaleza en este caso, o de la paz, como sucedió en el gobierno Santos con medio país.
…poco aprieta”, como le puede suceder al Proyecto de Ley ordinaria de la Jurisdicción Agraria, que completó audiencia pública y entra a debate en Comisión 1ª del Senado.
Seguí con atención la audiencia pública en la Comisión 1ª del Senado sobre la jurisdicción agraria, con asistencia plena de sus miembros, de otros parlamentarios, ministros y tantas personas, gremios y organizaciones inscritas, que obligó a una nueva convocatoria; interés que muestra la importancia del tema y anuncia acalorados debates.
La Comisión V de la Cámara se ocupó finalmente de la crisis lechera, aunque le dio a la ministra Carvajalino solo 15 minutos para exponer la dura realidad de 350.000 colombianos, en su mayoría pequeños ganaderos.
Después de que el presidente afirmara que el atentado del ELN en Arauca prácticamente “cierra el proceso de paz con sangre”, al final del día la delegación gubernamental emitió un comunicado anunciando la suspensión y una eventual continuidad sujeta a una “manifestación inequívoca” de voluntad de paz.
El 9 de septiembre las disidencias de las Farc asesinaron a 12 personas en Cauca, y ayer nomás un ganadero cordobés fue asesinado a palo y sus dos acompañantes quemados.
Crece la violencia rural y, aun así, el campo alimenta al país a pesar de que, en lugar de vías, escuelas, hospitales y apoyo a la producción para que no le toque, como a los ganaderos, llorar sobre la leche derramada, lo que recibe son arengas de odio y propuestas que, lejos de resolver problemas, son semillero de nuevas discordias.
El 27 de agosto se conoció un comunicado, supuestamente del ELN desde las montañas del occidente colombiano, desmentido de inmediato por la delegación de ese grupo ilegal en la mesa de negociaciones.
La crisis lechera es resultado de factores coyunturales y estructurales. La coyuntura está marcada por una caída del precio al productor, superior al 16% en 17 meses, acompañada de un incremento real del precio al consumidor del 82,8% entre 2021 y mediados de 2024, con el consecuente desplome del consumo, de 18 litros per cápita.