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Una mirada al mapa de carreteras de Colombia desde este punto muestra el enorme desequilibrio que ha tenido el desarrollo económico colombiano que se ha concentrado en las zonas de la cordillera y la Costa Atlántica, desaprovechando el gran potencial de más de la mitad del territorio del país. Una de esas regiones olvidadas es la Orinoquía colombiana, territorio de alta sabana sin carreteras ni infraestructura, pero con un inmenso potencial de generación de riqueza.
En una estimación visual se puede decir que cerca del 95% de la red vial del país está totalmente concentrado en vías norte-sur que conectan el centro del país con la costa atlántica, y transversales oriente-occidente, pero solo en la parte norte del país. Hacia el suroriente del “ombligo” no está ni un 5% de las carreteras, y no existe una sola conexión transversal en el sur del país.
Este abandono histórico puede empezar a corregirse si se concreta el proyecto vial de la Conexión Pacífico-Orinoquía (CPO), un corredor de 1.490 km de extensión que conectaría a Puerto Carreño, en la frontera con Venezuela, con el puerto de Buenaventura, atravesando las tres cordilleras y los departamentos de Vichada, Meta, Huila, Tolima y Valle, con una inversión que se estima en $25 billones. Parece mucho dinero, pero hay que recordar que el costo de las Autopistas de la Prosperidad, construidas para mejorar la conexión de Medellín con los puertos de los dos océanos, se estima en $13 billones, antes de ajustes.
Los resultados del estudio de demanda y socioeconómico de la CPO auspiciado por ProPacífico y la FDN demuestran las bondades del proyecto: se incorporan a la frontera agrícola del país más de 4 millones de hectáreas de la altillanura, el Huila y el sur del Tolima, cuya producción se integraría a los mercados nacionales e internacionales al tener transporte eficiente y menos costoso hasta el puerto sobre el Pacífico. La generación de empleo asociada a esta expansión se estima en unos 250.000 nuevos puestos de trabajo.
Según el estudio, la evaluación costo beneficio es muy favorable: en el corto plazo se calcula que contando los ahorros en costo de transporte, el incremento de la producción agropecuaria que permitirá un mayor volumen de exportaciones y la posibilidad de sustituir importaciones, en el corto plazo el proyecto puede generar beneficios del orden de $7 billones, y en el largo plazo los recursos invertidos tendrían un retorno del 13% anual.
En el papel la construcción de la CPO se demoraría unos 12 años y en la realidad puede ser más tiempo. Es un plazo largo, por lo cual hay que iniciarla cuanto antes.
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