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Las escenas observadas en supermercados en el que algunos compradores, invadidos por la preocupación, acaparan productos, especialmente de aseo, nos deberían llevar a reflexionar sobre la importancia de la solidaridad.
La respuesta a la pandemia no puede expresarse en términos de individualidad, egoísmo, sectarismo o polarización. Aquí no vale el ‘sálvese quien pueda’, pues solamente como colectivo solidario, consciente y humanitario es posible que avancemos como Nación en superar esta emergencia.
En la última semana la vida de todos nosotros cambió radicalmente por cuenta de un virus que nos puso en emergencia permanente, que nos pone en modo de ‘supervivencia’, pero que de ninguna manera nos debe hacer olvidar que los otros también tienen padres, abuelos y niños que merecen nuestras mismas oportunidades. Una sola vida fallida por el virus es una pérdida enorme en esta batalla, por eso debemos cuidar de nosotros mismos y de todos, siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias, pero especialmente guiados por el espíritu solidario por el que somos reconocidos los colombianos en diferentes ámbitos internacionales.
Hoy, sin duda, el coronavirus se constituye en la principal amenaza del país y en el más grande desafío en términos de salud, empleo y de la economía en general. En salud, es importante aumentar los diagnósticos, la vigilancia y la posible intervención, especialmente en los aeropuertos del país. Las denuncias realizadas por los organismos de control son de una gravedad inusitada en estos momentos, pues de nada vale que gobernadores y alcaldes declaren toques de queda, mientras las terminales aéreas no aplican mejores y efectivos protocolos sanitarios.
En este escenario, es muy importante el paquete de ayudas decretado por el Gobierno nacional, pues si algo nos va a dejar el coronavirus, son mayores problemas laborales. En el comercio local, por ejemplo, muchos empresarios ya enviaron sus colaboradores a vacaciones por las restricciones horarias para el ingreso a bares, restaurantes, cafeterías y almacenes en general, otros reducirán sus nóminas. Buena parte de los establecimientos comerciales pagan arriendo.
Los conductores de taxi y busetas dicen que ya tienen dificultades para obtener el producido diario y el doble turno (día y noche) en los ‘amarillos’ quedó cancelado. En Ibagué el sector transporte y las actividades comerciales sufrieron de primera mano los golpes recesivos del Covid-19.
No obstante, hoy las cadenas de abastecimiento son estables y si bien los productos importados puedan subir de precio por la devaluación, es clave que la SIC vigile detenidamente el comportamiento de estas actividades, especialmente en alimentos, para evitar especulaciones en los precios. También es importante que así como la Dian y los municipios ampliaron sus periodos para la cancelación de impuestos, todo el sistema financiero, y no solo unos bancos, garanticen la refinanciación de los préstamos vigentes hasta por dos meses, pero que no se vaya a desacelerar el otorgamiento de créditos para vivienda, pues golpearía aún más la construcción VIS.
En fin, desde el Partido Conservador realizamos un decidido acompañamiento al Gobierno nacional y al pueblo colombiano en este momento tan complejo, pero es importante también avanzar en la emergencia económica, pues los efectos de esta crisis apenas comienzan y probablemente dejará graves secuelas en todo el aparato productivo del país.
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