Un joven de 24 años, quien cumplía condena en la Unidad Penitenciaria Número 36 del penal de Magdalena, Argentina, protagonizó una fuga que mantuvo en vilo a las autoridades durante casi dos semanas. El escape se produjo el 12 de diciembre, cuando el recluso aprovechó un descuido de los guardias durante una de sus salidas transitorias, un beneficio que obtuvo por su buen comportamiento en prisión.

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Tras escapar, el joven se refugió en diversas casas de conocidos, logrando mantenerse fuera del alcance de las autoridades durante más de diez días. Sin embargo, al final confió en que su hogar materno sería un refugio seguro. Para su sorpresa, su madre, lejos de protegerlo, decidió alertar a las autoridades sobre su paradero. 

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La madre, aparentemente en desacuerdo con las acciones de su hijo, optó por colaborar con la policía, lo que permitió que el joven fuera capturado y trasladado nuevamente a la cárcel de máxima seguridad. 

Este caso ha dividido opiniones, algunos consideran que la decisión de la madre fue valiente y correcta, demostrando una postura firme ante el comportamiento de su hijo. Sin embargo, otros cuestionan la dureza de la acción materna.

Finalmente, las autoridades están investigando las circunstancias que permitieron la fuga y han anunciado esfuerzos por reforzar los controles para evitar situaciones similares en el futuro.