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Precisamente, y considerada tal vez la noticia más relevante en términos médicos, en la segunda semana de septiembre arranca en el país la fase de experimentación de una potencial vacuna contra el coronavirus desarrollada por la multinacional Johnson & Johnson, a través de su matriz farmacéutica Jannsen, que proyecta a partir de 2021 generar mil millones de dosis.
Adicionalmente, la compañía Moderna, de Estados Unidos, y la Universidad de Oxford en Inglaterra, con su aliado Astrazeneca, es probable, anuncien antes de finalizar este 2020 la efectividad de sus biológicos, lo que mejora las perspectivas generales para Latinoamérica.
No obstante, un esfuerzo coordinado entre el Gobierno nacional, a través de sus embajadas, las universidades, los centros de investigación y los privados, deben gestar unidos una amplia y detallada estrategia de cabildeo para obtener por medio de una oportuna negociación la adquisición y distribución de estos biológicos que se concentran en intentar garantizar una alta respuesta inmunológica.
Estos eventos científicos nos devuelven la esperanza a todos los colombianos e ilusionan con hallar una luz al final del túnel. De resultar positiva esta tercera fase de experimentación con Jannsen, se podría comenzar la aplicación del fármaco el próximo año para salir de esta pesadilla que le ha significado demasiados sacrificios a la salud y a la economía nacional. Esta epidemia deja más de 18 mil fallecidos, millones de desempleados y un aparato productivo bastante golpeado.
También, el primero de septiembre supone un enorme cambio para el país que demanda todo el compromiso social e individual para mitigar la pandemia con el denominado Aislamiento Productivo. Efectivamente, el Comité Científico y Médico que asesora el Gobierno, junto con el Instituto Nacional de Salud, identificaron que 12 municipios, entre los que se encuentran los principales focos de contaminación de la Costa Atlántica superaron el pico de la epidemia y que capitales como Bogotá, Cali y Medellín lo harán en el transcurso del mes.
No obstante, la aplicación y el estricto cumplimiento de las normas de bioseguridad son fundamentales en la apertura general de las iglesias, los restaurantes, en la movilización por carreteras y en una mayor habilitación del transporte aéreo, y posteriormente de la hotelería y el turismo, entre otros sectores. En términos prácticos, las actividades económicas quedarán abiertas, excepto las nocturnas o que supongan aglomeraciones. El reto es garantizar simultáneamente la salud y proteger los escenarios laborales.
De ahí la importancia de consolidar el proceso de reapertura productiva con base en el distanciamiento individual responsable y en el aislamiento selectivo, lo que supone un control y monitoreo más estricto de las autoridades sanitarias y un mayor compromiso de los mandatarios locales y regionales, pero especialmente de los ciudadanos en aras de garantizar esta nueva normalidad.
De la unión como sociedad y responsabilidad cuando se levante la cuarentena dependerá que se proteja la vida y se dinamicen la economía y la vida productiva.
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