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Preocupaciones que compartimos.
Desde un comienzo, manifestamos nuestras inquietudes hacia la reforma a la salud planteada por el Gobierno, mucho más en tiempos de pandemia. No obstante, somos conscientes que son imperativos unos ajustes puntuales para fortalecer la atención y hacerla más humana e incluyente, donde se priorice la vida de los colombianos.
En esta medida, la agenda legislativa debe ir en concordancia con lo que requiere el país en aspectos como la salud y el recaudo fiscal y así, al ser un puente entre el Ejecutivo y las asociaciones, estamos en la búsqueda de alternativas para aliviar esta crisis social: la emergencia sanitaria, los bloqueos en las vías, entre otros. Siempre pensando en la reactivación del tejido empresarial, el fortalecimiento de la institucionalidad y el crecimiento de la economía.
Con el panorama estudiado y pensando en soluciones que permitan la mejora del sector: es importante dotar a la Superintendencia de Salud de mejores y más efectivas herramientas para investigar, controlar, corregir, sancionar o multar, dependiendo del caso, a los actores del sistema que no cumplen con sus obligaciones.
Sin duda, hay una premisa fundamental: la salud no es un negocio, sino un derecho y no es conveniente la concentración de poder en unos pocos agentes del sistema. Basta recordar lo ocurrido con Saludcoop.
Así, es importante avanzar en el fortalecimiento de la red de hospitales públicos en todos sus niveles, y exigir que las tarifas que deben pagar las EPS públicas y privadas con las IPS no presenten atrasos bajo ninguna circunstancia.
Adicionalmente, existe un gran problema al que hay que ponerle atención: las falencias tecnológicas terminan por retrasar los diagnósticos, tratamientos o intervenciones. En este sentido, se requiere fortalecer la dotación de equipos en los hospitales municipales.
La salud preventiva es un infaltable; debe formar parte de todas las promotoras y tener un alcance a todos sus afiliados, así como hacerse personalmente y no solo por medios de comunicación o redes sociales.
Por otro lado, hay que debatir el alcance de la denominada tercerización. Si algo le ha hecho daño al sistema, es la alta intermediación, que lo único que ha logrado es mayor rentabilidad antes que un buen y oportuno servicio.
Estos son algunos de los puntos que creemos fundamentales para pensar en una reforma a la salud, eso sí, teniendo en cuenta el diálogo, participación y concertación con los distintos gremios y asociaciones médicas, para que se construya una reforma estructural que responda a las actuales dificultades del sector de la salud.
Como sociedad podemos alcanzar grandes logros y oportunidades si actuamos unidos y con criterios lógicos y reales que redunden en beneficio de todos los colombianos. En este caso, para un servicio de salud más efectivo, competitivo e incluyente.
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