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Sin duda, son grandes desafíos que como país debemos sacar adelante.
Seguramente, el primer escollo se tendrá con la expansión de la variante Ómicron, que esperamos sea la última ola de la pandemia por coronavirus. Con responsabilidad, autocuidado y medidas certeras por parte del Gobierno Nacional y de mandatarios regionales vamos a derrotar esa amenaza para la humanidad.
Adicionalmente, 2022 será un año electoral y por eso la sugerencia respetuosa a los colombianos es votar con responsabilidad, a conciencia y sin dejarse engañar por ‘cantos de sirena’ que puedan resultar costosos e insalvables para la democracia de nuestro país.
La agenda de temas para Colombia –si bien no existen fórmulas mesiánicas– comienza por el trabajo serio, argumentado, técnico y responsable de proyectos de ley para seguir avanzando sustancialmente en las políticas públicas que hagan más incluyente, productivo y competitivo nuestro país.
Quiero llamar la atención igualmente por actividades sobre las cuales hemos legislado y que tendrán protagonismo. La Ley de Turismo, con base en la reducción de impuestos y estímulos, así como la demanda de más servicios hoteleros, transporte aéreo y terrestre, está llamada a generar y consolidar nuevas fuentes empresariales y laborales.
En el sector agropecuario, los agricultores cuentan hoy con la Ley de Insumos, que les permite planear mejor sus compras de fertilizantes y fungicidas para garantizar sus cosechas y la seguridad alimentaria de todo un país.
Desde el Senado seguiremos trabajando por robustecer las redes de comercialización, el financiamiento y las cadenas productivas. El campo requiere mucha más inclusión, especialmente de jóvenes y mujeres.
Sobre el empleo, cuyas tasas han retornado a niveles anteriores a la pandemia, es importante señalar que desde el Partido Conservador seguiremos respaldando programas como el PAEF para garantizar el pago de nóminas de las empresas legalmente constituidas y que a la postre sirvió para recuperar el mercado laboral golpeado por la epidemia.
No obstante, la informalidad representa uno de los mayores desafíos para el Estado, pues a estas personas habrá que formalizarlas con garantías legales, sin la amenaza impositiva y con programas de capacitación, innovación y productividad.
Impulso exige, asimismo, el sector textil-confecciones, que seguiremos protegiendo del contrabando asiático, pero que requiere un acompañamiento gubernamental más decidido para posicionar las marcas locales en los mercados externos.
Los transportadores terrestres, municipales e interdepartamentales, en tanto, tendrán unos plazos más amplios para modernizar sus flotas y crecer en el mercado mediante la atención y cubrimiento de nuevas rutas. En vez de sanciones y castigos, promulgamos la debida atención legislativa para garantizar una transición segura y responsable con el medio ambiente.
En fin, en esta legislatura se trabajó en temas puntuales para salvar el tejido empresarial y la economía, pero, como es obvio, quedan otros tantos sobre los cuales seguiremos avanzando de la mano de todos ustedes.
Nos espera un año de mucho trabajo. ¡Bienvenido 2022!
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