Las plazas de mercado urgen atención y modernización 

Miguel Ángel Barreto

Ibagué creció los últimos 50 años con grandes vacíos en la planeación urbana, en vías, con deficiencias en los servicios públicos y con una gran cantidad de invasiones que se convirtieron hoy en día en barrios.
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En mi recorrido por la ciudad se nota el malestar de los ciudadanos y su impotencia frente a estos temas, que parecen de nunca acabar, pero que son importantes intervenir o mejorar por el futuro de la capital tolimense.

También en medio de la dinámica social y comercial en lo local, históricamente se dejó a su suerte un tema crucial de Ibagué como lo es su potencial agropecuario cotidiano, representado en las plazas de mercado.

En el transcurso de esta semana pude visitar la plaza de mercado de la 21, hoy constituida como una de las principales centrales de abasto de la ciudad, donde llegan grandes remesas de los sectores rurales, de casi todos los municipios y de otras capitales, lo que representa importantes volúmenes de alimentos que son llevados a las mesas de los ibaguereños diariamente.

Quienes vivimos, crecimos, estudiamos y trabajamos en Ibagué nos acostumbramos a contar con cinco plazas o galerías (la 14, la 21, la 28, el Jardín y El Salado), es decir a tener muy cerca de nuestras casas una gran oferta alimentaria con costos muy asequibles.

Antes del ingreso de los grandes formatos, era muy común ver a personas humildes, trabajadores y familias prestantes mezclarse en las plazas con sus canastos ocupados de acuerdo con sus posibilidades de compra.

No obstante, con preocupación hoy la gran mayoría de estos lugares muestran un alto deterioro en sus infraestructuras, problemas de servicios, acceso, basuras e incluso inseguridad. Perentorio es que la ciudad retome nuevamente la posibilidad de contar con una enorme central de abastos de tipo regional, dada la oferta de alimentos del Tolima y su demanda, y que pueda enfocarse también en servir de distribución a otras regiones.

He tomado atenta nota respecto al sentir de los vendedores y comerciantes de esta y otras plazas de mercado y me comprometo con ellos en avanzar en la consecución de recursos para trabajar en este propósito en la siguiente legislatura.

Por su ubicación estratégica, nuestra ciudad podría consolidarse como una verdadera despensa agropecuaria, que incluso apueste por la transformación de alimentos y su posterior comercialización. Ibagué debe constituirse en la capital agraria de Colombia.

En este orden de ideas, habrá que realizar un diagnóstico muy detallado de las actuales plazas de mercado, de su cargue y descargue, que determine cuál es el impacto en la distribución alimentaria de la ciudad y en la región, que incluya su intervención física, su urbanismo, que mejore sus vías de ingreso y que nos ofrezca una ruta para su modernización.

En estos cinco centros de acopio confluyen cientos de unidades de negocios que generan miles de empleos directos e indirectos, la mayoría con un alto componente familiar, que merecen mejor dotación para su oficio, capacitación en administración, créditos y acceso a tecnologías para ampliar sus posibilidades de rentabilidad.

Las galerías o plazas de mercado locales no solo manejan grandes volúmenes de alimentos, sino  recursos económicos, generan puestos de trabajo tanto formales como informales y sobre estos ejes se extienden otros negocios como peluquerías, droguerías, restaurantes, bares, prendas de vestir, etc. 

Es fundamental, entonces, avanzar en un apoyo más decidido a escenarios agrícolas, determinar su continuidad, utilidad, modernización, especializarlos y evaluar su potencialidad como significativos generadores de transformación social. 

No podemos seguir dejando las plazas de mercado y a quienes allí laboran a su propia suerte. Para que Ibagué se consolide como una dispensa de alimentos en el país necesitamos unas mejores y muy competitivas galerías.

Miguel Ángel Barreto Castillo.

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