Del club de mamertos latinoamericanos, el primer camorrero en subirse al cuadrilátero internacional fue Chávez. Lo siguió Correa. A Ortega la gasolina le alcanzó sólo para algunos pinitos.
Evo en sus intentos, sólo ha demostrado ser un iletrado. La Kirchner, hace rato estaba pidiendo turno. De ella se puede afirmar que le importa un pepino la Argentina, desde cuando en 2009, ante el Rey Juan Carlos y, como siempre llegando tarde, presumió ser asturiana.
Así mismo, le importa más no repetir vestido, su colección de zapatos, sus bolsos Vuitton y Hermes, sus estrafalarios accesorios y su maquillaje, igual de extravagante a sus exigencias cuando visita oficialmente otra nación. En el país azteca, no quiso hospedarse en Ciudad de México en donde reside el Gobierno, sino sobre el Caribe muy cerca de Cancún, en el exótico Gran Riviera Maya.
Y, cual difunta Cristina Onassis, exigió suite de 280 metros, piscina privada, cama de masajes, alfombra de yoga, muchas chocolatinas, agua Nestlé y sábanas de hilo egipcio.
Con aullido, “estamos cambiando la historia”, hace tiempos inició a entrenar. En Argentina riñó con empresarios, transportadores, agricultores, sindicatos y, arbitrariamente, ha buscado callar los medios.
Después, asestó derechazo a México restringiéndole compras de vehículos, textiles y calzado. Propinó golpe bajo a Brasil retirándole una concesión petrolera y entrabándole la compra de carne porcina.
Resumiendo, ante la Organización Mundial del Comercio, ha acumulado 13 reclamos de diversos países por obstaculizar compras. Y, hasta ladronzuela salió, porque no esta cancelando deudas internacionales y no pagó unas demandas ganadas por empresas estadounidenses.
Para opacar sus descalabros económicos y sociales, y convencida que Inglaterra es un simple sparring, exacerbó el nacionalismo argentino, sacando a relucir el problema de las Malvinas.
Con tintes populistas e invocando a Eva Perón, tiró fuerte punch a España, expropiándole a Repsol su 51 por ciento en la petrolera YPF. Acto recibido por los inversionistas extranjeros en Argentina, como una ingente amenaza.
De paso, se llevó en los guantes a Chile, cuya inversión en YPF supera los 100 millones de dólares y, como Piñera no bloqueó las rutas aéreas a las Malvinas, en venganza vetó en el Aeroparque, los vuelos LAN Argentina-Chile.
Y, no sin antes posar para la foto oficial, abandonó la Cumbre de las Américas boleando nalga, porque no se le dio especial relevancia a su problema con Inglaterra.
Como entre países amigos las relaciones se manejan con diplomacia y no en cuadriláteros, su actitud de marchanta camorrera, llevará la Argentina ante tribunales internacionales.
La indemnización a Repsol, sólo por sus acciones, suma 10 mil 500 millones de dólares. Falta el resto. Entonces, para que la Kirchner no bese la lona quedando O.K., debería temperar sus otoñales y menopáusicas temperaturas.
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