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No nos llamemos a engaños sobre hechos de bulto, aquí no hay ni mediana ni gran empresa. Micro y fami es lo que pululan. Hablar de industria es un mal chiste, porque el porcentaje es menos que irrisorio.
Tenemos más gremios económicos y representantes cocteleros, politiqueros y pelechadores de juntas para pasarla bueno y tener información de primera mano, que unos que realmente aporten en serio, de forma contundente e impactante dinero, recursos o conocimientos para mover en positivo y hacia arriba los indicadores económicos y sociales de la capital tolimense. Parecen vivir más preocupados por la agenda social que por la económica.
Por eso, un enorme reconocimiento a aquellos que no están, en razón de sí estar trabajando y produciendo en serio, en la falsa retórica y teórica universidad-empresa-estado con sus cursitos de finanzas y de tablas contables. Cuando la realidad hoy se mueve por otras lógicas y realidades asociativas, digitales y de nuevas maneras de promocionar y vender.
Esa debe ser la ruta.
Reitero, mil y mil gracias, todo el reconocimiento a las y los héroes anónimos que día a día, que hoy, se pararon a abrir sus negocios, su local, su almacén, su ferretería, su pequeña factoría, su consultorio, prender su taxi y la buseta para que esta ciudad se engrane y mueva.
Sin duda, son ellos los que merecen el reconocimiento, aliento y apoyo para que sigan adelante y no decaigan en su lucha y aporte real a la ciudad. Son ellos quienes llevan 100 años de un trabajo efectivo, silencioso y vital para nuestra amada Ibagué. Y no necesitan salir en notas sociales o malgastar la plata en publirreportajes de autoalabanzas.
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