Cuidado con el “efecto cobra”, Presidente Petro

Nelson Germán Sánchez

El denominado “efecto cobra” es aquel que demuestra que muchas veces el remedio es mucho peor que la enfermedad.
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La historia está llena de esos ejemplos donde buenas intenciones acompañadas de buenas ideas en apariencia, lleven a peores desenlaces y no a un final feliz como se espera.

El término que no es ni mucho menos mío, tiene la impronta del economista alemán Horst Siebert quien lo explicó en su libro precisamente llamado así: El efecto cobra; que fue inspirado en una situación presentada en la India cuando todavía ese país pertenecía el llamado Imperio Británico. 

Resulta que en Nueva Delhi, su capital tenía una plaga de cobras venenosas lo cual requería una urgente y rápida salida por lo mortal que resultaba la situación para sus habitantes. Para solucionarlo, como panacea a la problemática, al entonces gobierno colonial se le ocurrió la genial idea de ofrecer una generosa recompensa por cada cobra muerta que los ciudadanos le entregarán. Algo que se veía ¡wow. Brillante! Pues bien, dicha oferta generó tal cacería de serpientes que el número se redujo notoriamente. 

Pero he aquí el meollo del asunto. Tiempo después, algo empezó a no cuadrar en las autoridades, porque ya no era tan evidente y común ver cobras serpenteando con su movimiento sinosoidal por las calles y espacios de la ciudad; sin embargo, el gobierno sí seguía pagando muchas y altas recompensas por ellas. 

Pues resulta que lo que había ocurrido era que muchas personas al ya no encontrarlas libres y silvestres, empezaron a criarlas en sus casas para poderlas matar y así seguir cobrando el dinero del apoyo ofrecido por el gobierno. Es decir, se pusieron muy creativos con sus emprendimientos caseros. ¡Claro! en cuanto las autoridades descubrieron lo que pasaba suspendieron los incentivos económicos. Y ¡Pum! como las serpientes ya no representaban ingresos tan fáciles ni tenían ningún valor, los criadores soltaron los reptiles y Nueva Delhi otra vez se vio infestada de las peligrosas serpientes, pero esta vez en mayor cantidad que cuando el problema se presentó.

Por tanto, la moraleja aquí en el caso colombiano no es otra que si se estimula con pagar, subsidiar, dar dinero fácil constante y sonante a los delincuentes para que dejan de delinquir y quitarnos prontamente un problema fácil de encima, en especial en algunas zonas complejas en materia de orden público y en lo social, como lo ha propuesto el Presidente Gustavo Petro, no estaremos “ingenuamente”  estimulando la cría de más y más con cargo al erario. No seremos, con este tipo de ideas, sembradores de vientos para cosechar inmensas tempestades más adelante en esos mismos territorios y en otros. Esto hay que tomarlo en serio porque es muy peligroso. Nadie se opone a que se aleja a los jóvenes del estímulo que les da el dinero fácil, la delincuencia, pero creo que es mejor buscar alternativas más integrales y a largo plazo.

Y ejemplos del efecto cobra existes muchos, les recomiendo buscar el caso de Ciudad de México sucedido a finales de la década de los 80 para tratar de controlar la polución y la mala calidad del su aire. Y como dijeron allí los mexicanos, las necesidades de la gente no cambian por órdenes de un gobierno y, por ende, el remedio complicó la enfermedad. 

Postdata: Agradezco inmensamente a las dos tradicionales e importantes casas periodísticas de este hermoso departamento que en días recientes me ofrecieron hacerme cargo de su equipo de redacción. Muy agradecido. Dios les bendiga. 

 

NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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