Ya es tiempo de volver a repetir las preguntas que entonces se hicieron a los encuestados para saber sobre las percepciones, creencias, actitudes y valores que tienen nuestros ciudadanos con relación a la democracia, a la participación ciudadana y a la participación efectiva en las elecciones como las del domingo anterior para elegir gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y Juntas Administradoras Locales.
Percibo que los comportamientos y las actitudes con relación a los partidos polÃticos y las elecciones no han cambiado mucho en estos últimos tres años. Por esos dÃas se dedujo que los colombianos tienen poca confianza en los partidos polÃticos, que le dan poca importancia a los resultados electorales y que, un 55.24 por ciento conspiraba que Colombia era un paÃs “medianamente democráticoâ€.
La tendencia es hacia la sostenibilidad de aproximadamente un 40 por ciento de abstención si se cuenta entre estos a las personas que no asisten a las urnas cada vez que se realizan elecciones o aquellos que nunca votan, hasta el punto de que no hacen parte del censo electoral.
¿Cuáles son las razones por las cuales los ciudadanos concurren a las urnas? No son pocos los que esperan algo concreto a cambio de su voto y, cuando se les invita a votar dicen más o menos: ¿“Qué me van a dar?â€. De ahà que resulte fácil la compra de votos disfrazada de pago a los testigos electorales o por acciones proselitistas de que tanto se habló en Ibagué en la campaña electoral que culminó ayer.
Pero la encuesta que se referencia, dio como resultado que el 30.29 por ciento de las personas votan “para que mejore la situación del paÃsâ€, del departamento o del municipio correspondiente. Ojalá fuera cierta tanta belleza.
Que cada voto fuera el resultado de evaluar la propuesta del candidato, sus cualidades y competencias para administrar los recursos que el Estado les pone a su disposición para mejorar la calidad de vida de los habitantes del correspondiente ente territorial.
En el Tolima y en Ibagué, según se intuye, el llamado voto de opinión es bastante escaso. Muy distinto a cuanto ocurre en Bogotá. El nivel educativo promedio de nuestra población, todavÃa no da para llegar a unas buenas decisiones polÃticas de nuestros electores.
Además, no tenemos partidos polÃticos con capacidad para construir proyectos polÃticos deseables; en la realidad no existe una organización polÃtica que cuente con partidarios debidamente afiliados a aquellos, de ahà que en la encuesta un 65.3 por ciento de los hombres y un 71.63 por ciento de las mujeres manifestó que no tenÃa simpatÃa por un partido polÃtico en particular.
Por lo tanto, no tienen preferencias polÃticas especÃficas un 63.93 por ciento.
Hace tres años (2008) el Dane realizó la última encuesta sobre cultura política entre 15 mil 744 personas de 18 años de edad y más, que residían en 68 municipios de 26 departamentos.
Credito
Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo
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